Esta noche será la última luna llena del año; esta luna llena que cierra el 2023 estará en el signo de Cáncer, como la primera luna llena que inició el año y ocurrió el día de Reyes.
Cáncer, que rige la propia Luna, es el primer signo de Agua del zodíaco y nos aleja de la actividad mental propia de Géminis para sumergirnos en nuestras emociones más primitivas, aumentar nuestra sensibilidad y ponernos en contacto con nuestra alma, recordándonos que nuestro hogar está donde está nuestro corazón.
Sabemos que en cada luna llena tenemos la oportunidad de trabajar energías opuestas y complementarias, y en esta ocasión tendremos la oportunidad de trabajar las polaridades Cáncer-Capricornio. El eje Cáncer-Capricornio nos hace tocar nuestra relación con mamá y papá, nuestro nacimiento y renacimiento, nuestros recuerdos y todo lo que tiene que ver con la intimidad: el signo de Cáncer representa a la madre, las emociones, la infancia, mientras que Capricornio representa al padre, la estructura, el propósito.
Así que en esta luna llena tenemos la oportunidad de trabajar sobre nuestras necesidades y nuestros límites. Reconocer y satisfacer nuestras necesidades es un acto de amor hacia nosotros mismos, como lo es cuidar nuestros límites y respetarlos o hacerlos respetar.
Pero mientras que los límites geográficos podemos vigilarlos y controlarlos con bastante facilidad, los límites humanos, por desgracia, no. De hecho, las relaciones interpersonales obedecen a leyes tan complejas y a variables relacionales tan amplias que a menudo nos cuesta incluso reconocer nuestros propios límites de aquellos de los demás, ¡y mucho más controlarlos!
En nuestra vida cotidiana nos encontramos desempeñando muchos papeles diferentes en función de los contextos y las relaciones en los que nos encontramos, y así nos vemos inmersos en dinámicas que pueden desencadenar sentimientos de culpa, frustración, sensación de impotencia, incapacidad para reaccionar o, por el contrario, agresividad y exigencia.
Y a veces no nos damos cuenta de que, con el tiempo, hemos perdido el sentido del límite entre nosotros y los demás: bien porque queríamos ser aceptados por alguien, bien porque no teníamos fuerzas para reaccionar ante las personas que invadían nuestros límites.
Ha llegado el momento de centrarnos en nosotros, volviendo a poner nuestras necesidades y deseos en el centro y estableciendo los límites que consideramos indispensables.
¿Qué nos gusta y qué no?
¿Qué comportamientos aceptamos y cuáles no toleramos?
¿Cuáles son nuestros valores fundamentales?
¿Qué es lo que realmente queremos?
¿En qué podemos y queremos ceder?
¿En qué no?
Los límites se basan totalmente en la conciencia y la mayoría de los accidentes ocurren cuando no ocupamos nuestro espacio, nuestro “hogar personal”, y la presión externa se apodera de nosotros. Pero el signo de Cáncer nos recuerda lo que significa “hogar” para nosotros y nos invita a volver a él. Porque el autoabandono ya no es una opción.
Feliz luna llena, Francesca Zangrandi