Ya estamos aquí, ¡ha llegado un nuevo año! Hemos dejado atrás 2023, un número siete (2+0+2+3=7), un año de exploración y búsqueda del propio propósito; y ahora hemos entrado en 2024, un número ocho (2+0+2+4=8).
El ocho es el número simbolizado por el infinito y vinculado a la fertilidad y la prosperidad. También representa el viaje infinito del alma, recordándonos que somos mucho más que nuestro cuerpo, que la muerte es en realidad sólo una transición y que nuestra alma seguirá viviendo después (como ya ocurría antes de encarnarnos en esta vida y cuerpo).
El número ocho se considera universalmente el número del equilibrio cósmico y es el número de las direcciones cardinales combinadas con las direcciones intermedias, como encontramos por ejemplo en la Rueda del Año o en la Rosa de los Vientos.
El número ocho tiene un significado muy importante en la historia de la humanidad, especialmente en el arte cristiano. Por ejemplo, las pilas bautismales tienen a menudo una forma octogonal en la base o se apoyan en una estructura redonda con ocho pilares: el octógono evoca la vida eterna, que se consigue sumergiendo al neófito en la pila bautismal; la forma octogonal es el símbolo de la resurrección, porque el octavo día, que sucede a los seis días de la creación y al séptimo día de descanso, es el día de la resurrección de Cristo, pero también del hombre.
En la cultura china, el número ocho nos remite al Bagua o Pa Kua, utilizado en la cosmología taoísta para representar los principios fundamentales de la realidad, vistos como una serie de ocho conceptos interconectados. Esta estructura básica viene dada por el uso de líneas enteras y rotas en la combinación de trigramas; cada trigrama se compone de tres líneas, cada línea está formada por una línea larga y sólida o dos líneas cortas, que representan un estado yin o yang respectivamente. Estos ocho trigramas, o estas ocho energías celestes (Cielo, Lago, Fuego, Trueno, Viento, Agua, Montaña, Tierra), han caracterizado la cultura y la historia chinas durante milenios, utilizándose en astronomía, astrología, geografía, geomancia, anatomía y filosofía, así como en el campo de las artes marciales. Y en China, el Bagua es ahora bastante conocido porque se utiliza en el Feng Shui, el antiguo arte de la geomancia que utiliza las fuerzas energéticas de la naturaleza para armonizar a las personas con su entorno.
En numerología, el ocho representa la prosperidad y la abundancia, por lo que se asocia con la carrera, los negocios, el dinero y la autoridad. Pero también se asocia a la fuerza, entendida como la energía femenina capaz de conseguirlo todo en la vida.
Apunta al pleno desarrollo de los recursos materiales y terrenales; y como duplicación del número cuatro, se asocia a la voluntad de logro del Constructor, a las cualidades del líder, decidido a expresar su ambición, sus talentos y su ingenio. El ocho ofrece grandes posibilidades, pero también trae consigo grandes obstáculos que ponen a prueba la fortaleza; y las diversas pruebas son oportunidades para reconocer en uno mismo la energía realizadora, que se hace poderosa equilibrando mente y espíritu, razón e intuición.
Si consideramos las cartas de los Arcanos Mayores del Tarot, la carta VIII es la Fuerza: en la baraja de Rider Waite esta carta representa una figura femenina vestida de blanco que lleva una guirnalda de flores en la cabeza y otra en la cintura, como si fuera un cinturón; sobre su cabeza se eleva el símbolo del infinito, y a su lado hay un león con las fauces abiertas. El cielo es amarillo y se ven montañas a lo lejos. La mujer intenta domar al león, pero su rostro está sereno, como si siguiera una voluntad superior: nos recuerda que, actuando de acuerdo con las leyes universales, podemos hacer cualquier cosa; y que no necesitamos armaduras para protegernos ni armas para defendernos, sino sólo pureza (túnica blanca) y poder personal (color amarillo del cielo, conectado con el tercer chakra).
Si el número VII de los Arcanos Mayores, el Carro, vinculado a la numerología del 2023, nos hablaba de un movimiento sobre todo exterior, el Arcano Mayor VIII, en cambio, nos invita a mirar en nuestro interior para acceder a la fuerza que brota de la verdadera entrega a la voluntad de la divinidad, del universo o de la vida. Esa fuerza sólo podemos alcanzarla enfrentándonos a nuestros miedos y deseos inconscientes. Cabalgando el león, que representa el Sol, la luz crística que también reside en nuestro interior.
No es casualidad que la octava letra del alfabeto hebreo sea Heith (o Ḥēth o Chet), que representa el poder de la motivación, recordándonos que todo es posible si la motivación surge del alma, del corazón. Heith nos ayuda a no temer los obstáculos y las dificultades. Al contrario, nos invita a cambiar nuestra forma de ver lo que parece una dificultad: cuando la vida nos desafía, es un desafío de amor; nos invita a bailar con ella y a descubrir su esencia.
Preparémonos, pues, para bailar con las energías de este 2024, que será literalmente un año revolucionario.
De hecho, en 2024 se producirá la conjunción de Júpiter y Urano en Tauro y la entrada “definitiva” de Plutón en Acuario, donde permanecerá durante los próximos 20 años.
Urano es el planeta de las revoluciones, de los cambios radicales, de lo inesperado, de la ruptura de patrones y estructuras existentes, para permitir la entrada de lo nuevo; y se unirá a Júpiter, expansivo, poderoso, motor de logros y éxitos que marca el tiempo del crecimiento y la oportunidad. Así que su unión nos hablará de libertad e innovación, de la posibilidad de generar recursos de una forma muy original y de desarrollar talentos completamente nuevos. Y Plutón, el planeta de la transformación, la muerte y el renacimiento, entrará en Acuario, el signo que nos invita a salir de nuestra zona de confort y a tomar un nuevo rumbo aportándonos una nueva visión de las cosas y abriéndonos al cambio. Así que revolucionará nuestro futuro.
Por lo tanto, 2024 nos invita a dar un salto cuántico: demos la bienvenida a este nuevo año con un nuevo sueño por cumplir, sabiendo que tenemos la oportunidad de co-crear nuestra realidad junto con el universo o la divinidad, como nos recuerda el número ocho. De hecho, el mensaje místico del número ocho según las enseñanzas de Yeshua es “el Aliento Divino te infundirá la energía para sostener tu Destino”.
Ahava, Francesca Zangrandi