La luna nueva en Capricornio nos ha dado la disciplina para sembrar las semillas de una estructura sólida que nos ayude a alcanzar nuestras más altas metas, y la terquedad para no rendirnos ante la primera dificultad, y mañana por la mañana, unas dos horas y media antes de la salida del Sol, se perfeccionará el primer cuarto lunar en el signo de Aries, dando nueva energía a nuestros primeros pasos para que podamos llevar adelante lo que hemos sembrado como propósito.
Por un lado, la Luna en Aries y por otro el Sol en Capricornio: Aries es el signo del comienzo, el que inicia las cosas y las origina (por eso se le compara con el nacimiento); pero Capricornio representa la fase de la semilla que enterrada en la tierra se prepara para nacer, que encuentra la fuerza para resistir a pesar del frío y la rigidez.
Según la astrología bíblica, en Aries nos reconocemos auténticamente como humanos divinos: los cuernos resumen la idea del nacimiento del mundo, el comienzo de su manifestación externa e independiente, el significado de la ofrenda de la propia alma; el valor y la combatividad de Aries son necesarios para afrontar las luchas por afirmar la propia presencia y misión en el mundo. De ahí que este signo esté impregnado del impulso hacia la automanifestación, hacia el descubrimiento y la realización de las cualidades individuales e irrepetibles de cada uno.
Capricornio, por su parte, es el signo de la máxima aspiración a la plenitud, y a través de este signo debemos transformar el conocimiento en sabiduría: la sabiduría consiste en ser capaz de escalar la montaña no a costa de la propia vitalidad, el buen humor, el amor y la sensibilidad por los demás, sino rejuveneciéndose uno mismo. Un ejemplo del proceso de rejuvenecimiento y renovación de energía que debemos llevar a cabo en el signo de Capricornio nos viene de la propia naturaleza: la entrada del Sol en el signo de Capricornio marca el solsticio de invierno, el momento en el que la luz y el calor están en su punto más bajo, pero también el momento en el que el Sol comienza a rejuvenecer, alargando de nuevo los días y apoderándose poco a poco de la oscuridad.
Esta es, en efecto, una semana crucial: por un lado, la Luna está en cuarto creciente, fermentando, burbujeando, expandiéndose, explorando y expresándose con fuerza; y Aries, que es ahora el territorio del Nodo Norte, tiene que ver con el autoconocimiento y, a menudo, la lección más difícil de aprender es liberarnos del apego a las reacciones de los demás, porque unas veces nos aplaudirán y otras nos abuchearán.
Por otro lado, el Sol (nuestra esencia) y Plutón (el planeta del poder y la transformación) se unen primero en el signo de Capricornio y luego en Acuario: Plutón nos da la oportunidad de liberarnos de todo aquello que ya no nos sirve o no nos hace bien, recordándonos que entregar nuestro poder a los demás es como caminar sobre una superficie inestable que en cualquier momento puede romperse, arrastrándonos al suelo.
Ser auténticos tiene un precio, porque no todo el mundo nos querrá. Pero si estamos demasiado apegados a lo que los demás piensan, creen y dicen de nosotros, nuestra determinación puede flaquear. Así que arremanguémonos y asumamos el poder de nuestras vidas, Francesca Zangrandi
