Mañana por la noche se perfeccionará el primer cuarto lunar: la Luna está medio iluminada y forma una cuadratura con el Sol; estamos exactamente a medio camino entre la luna nueva y la luna llena.
Por un lado, tenemos la Luna en Cáncer, signo de Agua, y por otro el Sol en Aries, signo de Fuego: emociones e instinto frente a frente, intuición y acción buscando el diálogo. Que la acción esté guiada por el corazón y que la impulsividad esté equilibrada por la ternura.
Puede ser que el instinto nos diga que actuemos de una manera, pero luego nos cueste pasar a la acción, porque Cáncer es un signo de Agua, que no tiene forma, escapa y se adapta al recipiente en el que se encuentra.
O puede que tengamos reacciones emocionales, o incluso que contactemos con miedos infantiles, ya que Cáncer nos pone de nuevo en contacto con nuestros orígenes, en cuyo caso tendremos que abrazar a nuestro niño o niña interior y cuidarlo como una madre guerrera que defiende a su pequeño del peligro.
Pero en el signo de Aries, además del Sol, también están Quirón, Mercurio, Venus, el Nodo Norte y los asteroides Eris e Hygiea, por lo que es posible que finalmente podamos actuar. Aunque Mercurio retrógrado no se inclina por escuchar el parloteo constante de nuestro entorno, sino que nos insta a escuchar las realidades interiores, apoyando a la Luna en Cáncer.
Así que puede que finalmente consigamos actuar, pero siguiendo totalmente nuestra intuición y no nuestros impulsos.
Los dos luminares también dialogan con Plutón en Acuario: la Luna se opone a Plutón y el Sol está en cuadratura con él. Plutón rige la muerte y el renacimiento, pero sólo coge lo que ya hemos superado y lo que ya no necesitamos, así que confiemos plenamente en que en nuestro interior poseemos todas las capacidades que necesitamos para afrontar lo que nos espera. No hay necesidad de clasificar las experiencias como buenas o malas, positivas o negativas. Todo sucede para nuestro mayor bien, para que podamos avanzar en nuestro camino evolutivo. Francesca Zangrandi