Mañana a la hora del almuerzo comenzará un nuevo ciclo lunar en Acuario, signo de Aire que nos invita a salir de nuestra zona de confort y a tomar un nuevo rumbo, aportándonos una nueva visión de las cosas y abriéndonos al cambio. De hecho, se representa con un hombre que lleva un ánfora (a veces dos) de la que se vierte agua en el suelo, símbolo de bendición y protección. Aún es invierno y hace frío, pero los días se alargan; la tierra está aún desnuda, pero pronto dará sus primeros signos de renacimiento; y el anuncio del renacimiento primaveral hace de Acuario un signo proyectado hacia el futuro, inclinado a crear y hacer planes.
Acuario está regido por Urano, el revolucionario, el planeta de los cambios repentinos e inesperados. De hecho, Acuario nos pide que rompamos viejos esquemas y entremos en un nuevo paradigma.
Sabemos que en las lunas nuevas la Luna y el Sol están en conjunción, pero esta vez los dos luminares también están en conjunción con Mercurio y Plutón, también en Acuario, por lo que será una lunación de grandes revoluciones y cambios, donde tendremos la oportunidad de romper moldes, modificando nuestra forma de pensar y comunicarnos, y sacando a la luz nuestras verdades. Esta energía nos pide que nos desprendamos de nuestro apego a la seguridad y que hagamos grandes cambios en nuestra vida, incluso aquellos que puedan parecer una locura. Y si no tomamos la iniciativa de hacer estos cambios, la vida nos obligará a hacerlos.
Para algunos será el momento que han estado esperando, para otros puede haber resistencia. Puede que nos aferremos a lo que conocemos, a nuestras viejas formas de pensar, sentir y ser, porque al fin y al cabo parecen darnos seguridad y hacernos sentir que tenemos el control. Pero inevitablemente nos daremos cuenta de que los viejos patrones ya no nos quedan bien, como un par de zapatos que nos aprietan: incómodos y, además, no nos permiten crecer.
Así que aprovechemos esta energía revolucionaria que nos trae la luna nueva, pero también el Sol, que permanecerá en Acuario durante unas semanas, enseñándonos a ser innovadores, libres de estructuras obsoletas y buscadores de la verdad y la autenticidad.
También porque esta luna nueva ocurre en el grado 9 de Acuario (en realidad es la cuarta luna nueva consecutiva que ocurre en el grado 9 de los respectivos signos), y estamos en un año 9 (2+0+2+5=9).
El nueve se considera un número sagrado y representa la finalización de un ciclo, contiene en sí mismo el concepto dual de principio y fin, muerte y renacimiento; en un sentido más elevado, es el número de la iniciación, porque marca el final de una fase de desarrollo espiritual y el comienzo de otra fase superior (simbolizada por la transición de las unidades a las decenas). Así que, en cierto modo, el universo nos está diciendo que no debemos tener miedo de desprendernos de lo viejo para abrirnos a lo nuevo, de dejar que algo muera para dejar sitio a otra cosa, porque se trata simplemente de una transformación, en un ciclo continuo de vida-muerte-renacimiento.
El signo de Acuario y Urano nos recuerdan la impermanencia: nada dura para siempre, todo cambia y se transforma sin cesar; la evolución es la base de toda vida, y nuestro sentido de la identidad también es fluido. Lo que creíamos ser puede cambiar drásticamente cuando de repente nos damos cuenta de que hemos crecido. Pero si nos negamos a evolucionar, Urano nos recordará que la vida tiene la astucia de crear una crisis para mantenernos en el camino de la evolución. En otras palabras, si no tomamos la iniciativa de hacer estos cambios, la vida nos obligará a hacerlos.
Así que aprovechemos esta energía revolucionaria que nos trae la luna nueva, enseñándonos a ser innovadores, libres de estructuras obsoletas y buscadores de la verdad y la autenticidad.
Feliz luna nueva, Francesca Zangrandi
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