Esta noche comenzará un nuevo ciclo lunar bajo el signo de Tauro, y la luna nueva irá acompañada de un eclipse solar: la Luna se situará entre la Tierra y el Sol, y desde nuestra visión geocéntrica, la Luna tapará parcialmente el Sol (no será visible en Europa).
Las lunas nuevas marcan nuevos comienzos, al igual que los eclipses solares, por lo que este eclipse amplificará esta energía. Además, durante los eclipses la energía se acelera, por lo que podemos sentirnos desestabilizados, confundidos, en crisis en muchos sentidos.
Pero, ¿qué significa estar en crisis? Si nos fijamos en la etimología de la palabra “crisis”, vemos que deriva del griego “krisis” que significa “elección, decisión” y del verbo “krino” que significa “separar, distinguir, clasificar”, por lo que en realidad es un momento en el que tenemos que hacer elecciones y decidir si pasamos de un viejo patrón a uno nuevo, teniendo en cuenta, obviamente, que en esta transición probablemente se derrumbarán las certezas y, mientras no construyamos otras nuevas, podemos sentirnos sin fundamentos.
Si nos fijamos en el ideograma chino de “crisis”, vemos que se compone de dos sílabas escritas cada una con un carácter diferente: wēi (危), que significa “peligro”, y jī (機/机), que significa “momento crucial”, recordándonos precisamente que se trata de un momento difícil, que requiere una elección decisiva.
Además, en este momento el signo que alberga el mayor número de planetas es Piscis: aquí encontramos a Marte, Venus, Neptuno y Júpiter (estos tres últimos en conjunción), y también al asteroide Juno. El signo de Piscis es, en efecto, el último del zodiaco, el que cierra un ciclo y sienta las bases de algo nuevo, pero también es una energía indefinida que no conoce límites; es el caos primordial del que todo parte, y Venus, que rige esta luna nueva, está en conjunción con Neptuno, el dios de los mares que representa los sueños, las ilusiones, los vuelos de la fantasía, y con Júpiter, que lo amplifica todo y lo expande hasta el infinito.
Luego, el segundo signo más concurrido es Tauro, donde se encuentran el Sol, la Luna y Urano, además del Nodo Norte y los asteroides Pallas, Eros y Hekate. Tauro es el primer signo que nos conecta con la forma y nos devuelve el contacto con el cuerpo, los sentidos, el placer, el disfrute de la vida, el contacto con la Madre Tierra, la materia, la abundancia, la prosperidad, la manifestación, el valor que damos a las cosas pero sobre todo a nosotros mismos.
Así que esta luna nueva nos lleva a trabajar la idea de mérito (que etimológicamente viene del latín “meritus” y significa ser digno de alabanza o recompensa) y de valor: Urano en Tauro nos pide que superemos nuestros límites personales, que nos convirtamos en lo que hemos descubierto que somos, que nos entreguemos a lo que somos, aceptándonos sin excusas; nos pide que pongamos en acción lo que hemos venido a hacer, que compartamos con el mundo nuestros dones y talentos, incluso que nos abramos a la oportunidad de llegar y probar algo completamente nuevo, que caminemos por caminos que nunca hemos recorrido, atreviéndonos y saliendo de nuestra zona de confort. Y está en conjunción, por tanto en sintonía, con nuestra esencia (Sol), nuestras emociones e inconsciente (Luna) y nuestros deseos (Eros).
Y para los indios americanos, el Clan Madre de este ciclo lunar es Mujer que Escucha: este Clan Madre nos enseña a entrar en el silencio y a escuchar los mensajes constantes de la naturaleza, de nuestros corazones, de las opiniones de los demás, del mundo del espíritu. En la tradición séneca, entrar en el silencio se llama “Tiyoweh” (se pronuncia “tai-yo-wei”) y significa escuchar y oír la verdad, incluso la verdad sobre nosotros mismos que a menudo no queremos oír porque tememos que nos haga daño; pero estar dispuestos a escuchar la verdad sobre nosotros mismos es un gran talento y puede curar nuestras heridas.
Al fin y al cabo, “cambiar” significa tomar una dirección diferente, transformarse. Y este eclipse tiene lugar cerca del Nodo Norte: el eje de los nodos lunares está relacionado con el alma y su evolución, y mientras el Nodo Sur representa de dónde venimos, es decir, la memoria kármica, lo que conocemos bien y lo que nos pertenece, el Nodo Norte representa hacia dónde vamos, es decir, la dirección que nos permitirá evolucionar gracias a sus retos y enseñanzas.
¡Así que a toda máquina hacia nuestra versión más auténtica y en sintonía con lo que somos hoy! Feliz luna nueva, Francesca Zangrandi