Columna “Lunes de mujeres”: ANATOMÍA DEL SUELO PÉLVICO

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Aquí estamos en la duodécima cita de la columna “Lunes de mujeres”, que sale cada primer lunes del mes. En los últimos meses hemos empezado a conocer la pelvis en su estructura ósea y a hablar del periné, y hoy me gustaría que profundizáramos un poco más en la parte muscular que constituye el suelo pélvico.   Sin embargo, la última vez te propuse empezar a llevar la atención sobre esta parte de tu cuerpo, así que primero me gustaría preguntarte si pudiste tomarte un tiempo para ponerte en contacto y conocer tu perineo, y me gustaría mucho recibir un correo electrónico para saber cómo te fue, si notaste algo.

El periné tiene forma de rombo, delimitado superficialmente por líneas virtuales que unen, anteriormente, el margen inferior de la sínfisis púbica a las tuberosidades isquiáticas y, posteriormente, las tuberosidades isquiáticas al coxis.
Si trazamos una línea imaginaria entre las tuberosidades isquiáticas, el periné se divide en dos triángulos: – el triángulo anterior, o triángulo urogenital, caracterizado por la presencia de los genitales externos, de modo que el masculino se diferencia del femenino, porque en el hombre por allí pasa la uretra y en la mujer allí se localizan la uretra y la vagina; – el triángulo posterior, o anal, donde se encuentra el orificio análogo.

Los músculos del periné están dispuestos en tres capas, una superficial, una media y una profunda.
Los del plano superficial se insertan anteriormente en la parte inferior del hueso púbico, posteriormente en el coxis y lateralmente en los dos isquiones. Y como podemos ver en la siguiente imagen, los músculos superficiales que van del pubis al centro y del centro al coxis, dibujan una especie de ocho que nos recuerda el símbolo del infinito.

El símbolo del infinito no es nuevo; a través de los siglos se encuentra en muchos campos y culturas diferentes, por lo que está lleno de diferentes significados. Por ejemplo, durante siglos también se ha utilizado como signo de protección, armonía y equilibrio, ya que representa lo sagrado, lo divino, la eternidad, la evolución, el equilibrio entre el mundo físico y el espiritual. Y precisamente por esta razón se asocia con la evolución espiritual, porque es capaz de abrir un portal entre los dos mundos y es capaz de traer de vuelta un equilibrio dinámico entre cuerpo, mente y espíritu. En algunas partes de la India y el Tíbet representaba la perfección y el equilibrio entre el hombre y la mujer. En el misticismo moderno, también se asocia con Ouroboros, que indica la infinidad de un ciclo, la inmortalidad infinita, la autofecundación y el eterno retorno. Y precisamente porque no tiene principio ni fin y puede ser dibujado en un movimiento continuo, contiene la idea de la ausencia de límites y posibilidades infinitas.
¿Qué tiene que ver todo esto con el periné? Tal vez mucho, tal vez poco, sin embargo me pareció interesante que un punto tan importante para nuestro cuerpo tuviera una forma tan significativa!

Los músculos superficiales del periné se cruzan en el centro, llamado el tendón central del periné. Para la medicina china, este centro tendinoso corresponde a un importante punto de acupuntura, el CV1 Huiyin (encuentro del Yin), y este punto también corresponde a la zona de salida del tronco común de donde proceden tres meridianos extraordinarios, el Renmai, el Dumai y el Chongmai.
El So Wen habla de Zong Jin, el músculo de los ancestros, y recuerda que este músculo está relacionado tanto con el meridiano de Chongmai, el Daimai, como con el del Estómago (particularmente en el punto ST30 Qichong). Aunque no se encuentra en ningún texto, muchos suponen una relación entre Zong Jin y Huiyin, y no sólo topográfica.

Bien, continuando con la musculatura del periné, la capa intermedia, también llamada diafragma urogenital, forma un triángulo anterior (en la imagen está coloreado en amarillo).

La capa profunda, también llamada diafragma pélvico, se extiende como una hamaca entre el coxis, los isquiones y el pubis.

Como podemos ver o adivinar, el periné es, por lo tanto, un conjunto de músculos que se combinan para formar una hamaca muscular y que, apoyados por un poderoso sistema ligamentoso, abrazan y sostienen órganos y vísceras, como la vejiga, la vagina, el útero y el recto.
Los dos pisos del suelo pélvico, el superficial y el profundo, están situados a diferentes alturas en la pelvis menor y tienen diferente forma y orientación. La capa superficial es el plano inferior, compuesto por grupos de músculos finos y entrelazados, y visto de frente, es horizontal. La capa profunda, por otro lado, es el plano más alto, compuesto de músculos de gran superficie, y como un embudo desciende hacia abajo. Entre estas dos capas, en el triángulo anterior del periné se encuentra también la capa intermedia, el transverso profundo, que constituye un apoyo adicional en la parte que podría ser más vulnerable, ya que hay las aberturas de los esfínteres.

Es evidente que el periné no está aislado y no trabaja solo, por lo que cuando intentamos trabajar con nuestro periné, especialmente al principio, podemos encontrarnos contrayendo los músculos cercanos y percibiendo sólo aquellos; también porque son más grandes y en la vida diaria los ponemos en acción mucho más a menudo, por lo que podemos confundir su contracción con la del periné. Pero poco a poco, con la práctica, nuestra conciencia corporal y sensorial mejoran, y por lo tanto será posible distinguir el trabajo de los músculos perineales de los músculos que lo rodean, aumentando gradualmente la percepción y la precisión del movimiento.

¿Pero por qué es importante conocer el periné, despertarlo y mantenerlo entrenado? Porque juega muchos papeles importantes en nuestras vidas.   Mantiene la oblicuidad vaginal, orienta el cuello y el cuerpo uterino, asegura el apoyo de la vejiga en la cara frontal de la vagina. Permite la continencia durante los esfuerzos. Resiste el aumento de la presión intraabdominal, causado por ejemplo por la tos. Dirige y orienta la cabeza del bebé mientras desciende durante el parto, facilitando el nacimiento. Participa en el placer sexual.

Dicho todo eso, creo que está claro para todas y todos que el periné merece toda nuestra atención.
Ahava, Francesca Zangrandi

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