En estos días, varias personas se han contactado conmigo pidiéndome ayuda, desesperada porque la están pasando mal, algunas a nivel emocional, otras a nivel físico. Sí, este es un momento de fuertes cambios, podemos observar lo que está sucediendo a nivel planetario (recordemos que los planetas son proyecciones externas de nuestro universo interior y del inconsciente colectivo), pero creo que siempre es importante recordar que la vida es evolución, un flujo continuo de cambios, de los cuales somos parte integrante.
Así que no debemos preocuparnos, sino vivir con conciencia todo: ya sea alegría o malestar, serenidad o dificultad, lo importante es estar presente, con confianza, y también amar esas partes que generan sufrimiento, porque en realidad tienen un mensaje para nosotros, quieren enseñarnos algo.
Pues, si tomamos la palabra «preocupación», vemos lo que significa cuidar de algo antes de que suceda; de hecho, «preocupación» viene del latín «praeoccupare», que significa «tratar primero, prevenir», lo que indica el estado de ánimo de quienes buscan soluciones o remedios para situaciones críticas o cualquier peligro futuro, que ni siquiera se sabe si se hagan realidad.
Sí, este es un momento de grandes cambios: los planetas retrógrados y la conjunción de Plutón y Saturno nos están llevando directamente a la matriz de nuestras heridas más profundas, aquellas para las cuales nos hemos escondido detrás de máscaras, jaulas y barricadas, pensando en protegernos. Y si hay algo que este 2019 nos pide, es precisamente responsabilizarnos de nosotros mismos y de nuestras vidas.
El término «responsabilidad» proviene del latín «respondere», compuesto de «re», que significa «atrás», y «spondere», que significa «prometer», más el sufijo «-bile», que significa «facultad, posibilidad». Por lo tanto, indica la capacidad de responder a algo, reaccionar ante situaciones de la vida y dar cuenta de las acciones de uno asumiendo sus consecuencias: todos los días tomamos decisiones, desde las más banales hasta las más impactantes, que pueden cambiar nuestras vidas para siempre. E, independientemente de la decisión que tomemos, esto afectará nuestras vidas, incluso más si tomamos una decisión contra corriente.
Por lo tanto, creo que sea importante ser flexible y recordarnos que somos parte de un proyecto que es más grande que nosotros, incluso si no siempre es claro para nosotros y vemos su propósito principal; y entonces la vida y el universo no están contra nosotros, sino que todo sucede precisamente porque podamos aprender algo o modificar aogo si es necesario, e incluso todo lo que nos causa incomodidad o dolor tiene su razón, nos pide un cambio, ya que curar significa cambiar!
Cambiar significa tomar una dirección diferente, transformar. Está en nuestra naturaleza tender a la evolución, al crecimiento, al desarrollo, ya que nos hace sentir bien; sin embargo, para crecer y mejorar es absolutamente necesario cambiar algo en nuestro comportamiento y actitud, de lo contrario, todo sigue exactamente como está.
Entonces, podemos preguntarnos: ¿hay cosas que hago por costumbre pero que no me benefician? ¿Hay hábitos poco saludables que me cuesta abandonar? ¿Hay patrones de comportamiento que me llevan a repetir siempre los mismos errores? ¿Qué puedo hacer diferente hoy?
La idea es observar con el corazón abierto lo que hacemos por costumbre, casi sin pensarlo; el objetivo es tomar conciencia, sin juzgarnos a nosotros mismos, porque hacer una revisión de nuestros comportamientos habituales puede ayudarnos a hacernos más conscientes de nuestros pensamientos, emociones y estados de ánimo, lo que nos brinda la posibilidad de no perder de vista nuestros deseos y sueños, de lo contrario, nos arriesgaríamos a dejarnos guiar por factores externos (personas, miedos, pensamientos y creencias limitantes, eventos, etc…).
Ahava, Francesca Zangrandi
