Esta noche la Luna alcanzará su máxima expansión en el signo de Capricornio, dándonos la oportunidad de recoger los frutos de lo que habíamos sembrado a principios de año. De hecho, el año 2022 comenzó con una luna nueva en el signo de Capricornio (exactamente el 2 de enero), marcando de alguna manera la tendencia energética del año: el Sol y la Luna estaban conjuntos en el signo de Capricornio, y también estaban, abarrotando el signo, Venus, Plutón y Juno.
Ahora bien, como en cada plenilunio, el Sol y la Luna están en oposición: por un lado, el Sol está en Cáncer, superpoblado, donde de hecho también se encuentran Lilith, Mercurio y los asteroides Eros, Perséfone y Ceres; y por otro lado, la Luna está en Capricornio, en conjunción con Plutón. Tanto Cáncer como Capricornio son signos cardinales, es decir, marcan el comienzo de las estaciones, por lo que es característico de ellos iniciar algo nuevo. Cáncer inicia la vida con el acto creativo por excelencia, es decir, no sólo la creación de una nueva vida, un hijo, sino de cualquier cosa, como un proyecto, una idea, etc… Así que podríamos decir que representa al padre nutritivo, que cuida al niño protegiéndolo y apoyándolo emocionalmente, es decir, la madre. Capricornio, por su parte, también tiene una fuerte matriz parental, pero corresponde más al padre que da las normas, que enseña la disciplina y el sentido del deber, representando así al padre. En otras palabras, Cáncer nos impulsa a crear lo que sentimos con fuerza en nuestro interior, a remangarnos para crear lo que sentimos como nuestra misión, nuestro proyecto del alma; mientras que Capricornio nos ayuda a llevar a cabo nuestro proyecto y a realizarlo, cueste lo que cueste.
Hace quince días, con la luna nueva en Cáncer, donde la Luna estaba en estrecha conjunción con Lilith, comenzamos a trabajar sobre la herida de lo femenino y la herida de nuestra familia. ¿Hasta qué punto somos leales a la familia (Cáncer)? ¿Cuánto nos perjudica esta lealtad a la familia? ¿Cuánto hemos servido a la familia? ¿A qué hemos renunciado para servir a la familia?
Es el momento de responsabilizarnos de nosotros mismos, de encontrar nuestro lugar en la vida y en la familia, reconociendo cuál es nuestra narrativa, independientemente de la de nuestra familia. Sólo así podemos hacernos responsables de nuestro proyecto, del sueño que queremos realizar, independientemente de lo que quiera nuestra familia o de lo que crea que es correcto para nosotros. La Luna está en conjunción con Plutón, el rey de la transformación, que nos invita a reconocer y utilizar nuestro talento, a demostrar nuestra valía para transformar finalmente el diamante que somos desde su estado bruto hasta la gema más espectacular. Y nos recuerda que no debemos tener miedo de dejar atrás lo que ya no nos representa, y que por el contrario es hora de dar un paso adelante, dejando morir lo viejo para transformarnos en la maravilla que somos.
¿Qué estamos reteniendo o persistiendo por apego al pasado, a la familia o al dolor? ¿Qué memorias siguen influyendo en nuestro presente y nuestro futuro?
La Luna y Plutón están en trígono con Urano en Tauro, en conjunción con el Nodo Norte: Urano nos pide que trascendamos los límites del pasado, de nuestra cultura y de nuestra raza; es él quien nos recuerda que nacer en una familia pobre, por ejemplo, no significa necesariamente que tengamos que vivir en la pobreza, sino que nos invita a probar algo completamente nuevo, a andar por caminos que nunca hemos transitado, saliendo de nuestra zona de confort y buscando lo que verdaderamente nos nutre. Al fin y al cabo, su símbolo recuerda a una antena que apunta al cielo, sintonizando lo que aún no existe, dispuesta a captar lo nuevo. Y el Nodo Norte representa hacia dónde vamos, es decir, la dirección que nos permitirá evolucionar a través de sus retos y enseñanzas, por lo que está claro que no hay vuelta atrás: es el momento de dejar lo viejo, lo conocido, las estructuras obsoletas, para simplemente ser nosotros mismos, entregándonos a lo que somos, aceptando nuestra verdad y construyendo nuestra nueva estructura, donde nos sentimos libres para expresarnos total y auténticamente.
¡Feliz plenilunio, lleno de transformaciones y poderosa conciencia! Francesca Zangrandi