Mañana celebraremos el Año Nuevo chino, que no tiene fecha fija porque sigue el calendario lunar y coincide con la segunda luna nueva tras el solsticio de invierno. El Año Nuevo chino, también conocido como Fiesta de la Primavera o Año Nuevo lunar, es la festividad más importante del año en China, y el periodo festivo dura dieciséis días: reuniones familiares, ofrendas a deidades y antepasados, limpieza de la casa para deshacerse de lo viejo y dejar paso a la felicidad y buena fortuna que trae el Año Nuevo, etc…
El origen del Año Nuevo chino se remonta a una leyenda de tiempos lejanos, cuando el monstruo Nian vivía en China (en las profundidades del mar o en las montañas) y salía de su escondite una vez al año para cazar humanos y, especialmente, niños. Cuenta la leyenda que el monstruo tenía dos debilidades: el color rojo y los ruidos fuertes.
Por eso el rojo se ha convertido en el color del Año Nuevo Chino (todo se decora de rojo, el color auspicioso, y se cuelgan farolillos rojos por todas partes), y la tradición incluye muchas actividades «ruidosas», como cantos, bailes, música, fuegos artificiales y petardos.
En la tradición china, se asignan cíclicamente doce animales diferentes a los distintos años: la leyenda cuenta que estos animales (el ratón, el buey, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el caballo, la cabra, el mono, el gallo, el perro y el cerdo) fueron seleccionados porque respondieron a la llamada de Buda. Estos animales están relacionados con la vida cotidiana de los antiguos chinos o son importantes en la cultura tradicional por su significado simbólico; y se suceden en un orden específico, determinado por la alternancia del yin y el yang.
Abandonamos el signo del Tigre, el tercer animal del zodíaco chino, asociado al valor y la fuerza, pero también a la impulsividad, la terquedad y la determinación. Y entramos en el año del Conejo.
Según la teoría de los elementos, cada signo del zodíaco se asocia cíclicamente a uno de los cinco elementos, y este año se asocia al elemento Agua. El signo del Conejo se asocia con la tranquilidad y la amabilidad, pero también con la ambición y el sentido de la responsabilidad.
Así que este año se nos pedirá que dejemos de procrastinar y pasemos a la acción, para que podamos hacer realidad nuestros sueños. Pero sin competencia ni agresividad, de lo contrario corremos el riesgo de volvernos ansiosos y estresados, cuando en cambio el Conejo nos invita a permanecer tranquilos, pacíficos y relajados. Está bien que seamos decididos a querer alcanzar nuestros objetivos, es la determinación lo que nos ayudará a avanzar, pero es mejor evitar los conflictos y las discusiones, así como las cargas excesivas de actividad y los entornos o relaciones demasiado estresantes mental o emocionalmente.
Que el año del Conejo esté lleno de oportunidades y prosperidad. Francesca Zangrandi