Mañana por la noche, la Luna alcanzará su máxima expansión en Leo, signo que representa al Rey fuerte y valiente que se expresa a sí mismo y a su singularidad: quiere que nos sintamos legitimados para ser nosotros mismos, para expresarnos libremente y para compartirnos con el mundo, desprendiéndonos de la personalidad, derribando el castillo de ilusiones que hemos construido a lo largo del tiempo y dando espacio a nuestra esencia para que pueda expresarse con total libertad. La Luna se opone al Sol en Acuario: el eje Leo-Acuario confronta la individualidad con lo colectivo, recordándonos que sí, que todos somos iguales (Acuario) pero que nadie es igual a otro (Leo), pidiéndonos así que expresemos nuestra identidad y singularidad frente a los demás.
Leo nos enseña que todo es posible y nos invita a no dudar nunca de nosotros mismos y de nuestras percepciones, instándonos a escuchar a nuestro corazón y a avanzar con confianza hacia nuestros sueños y deseos. Nos ayuda a reconectar con nuestro centro irradiante, con nuestra fuente original de energía y creatividad, y a encontrar el valor para mostrarnos en nuestra singularidad, sacando a la luz quiénes somos realmente. Encarna las energías del liderazgo, la compasión, la vulnerabilidad, la fuerza y el amor, y nos invita a prestar atención a la verdad de nuestro corazón. Pero reconocer y admitir esta verdad requiere vulnerabilidad y mucho valor. Más aún en este momento, en el que las energías uranianas y mentales son muy fuertes.
De hecho, en Acuario, signo de Aire, tenemos al Sol y a Saturno más varios asteroides (Chariklo, Proserpina y Medusa). Y los dos luminares forman una cuadratura en T con Urano en Tauro: el descubrimiento de Urano coincidió con un periodo histórico de gran renovación social, económica y política, entre dos grandes revoluciones, la americana y la francesa; de ahí que sea el planeta de las revoluciones, de los cambios radicales, de lo inesperado, de la ruptura de los esquemas y estructuras existentes, para permitir la entrada de lo nuevo. Urano rige Acuario, signo que nos habla de libertad, por lo que en este pleilunio de alguna manera nos confronta con aquello de lo que creíamos habernos liberado, mostrándonos dónde en realidad seguimos encadenados e incitándonos a soltar el control. Luego, como Urano está en el signo de Tauro, nos pide que superemos nuestras limitaciones personales, que nos convirtamos en lo que hemos descubierto que somos, que nos entreguemos a lo que somos, aceptándonos sin más excusas.
Lilith también está en el signo de Leo, pidiéndonos que celebremos lo que somos, que transformemos la herida causada por no poder ser íntegros y expresar nuestra autenticidad; y dándonos la oportunidad de transmutar la ira y el dolor en expresión creativa. Entonces Mercurio se acerca cada vez más a Plutón, los dos en el signo de Capricornio: invitándonos de alguna manera a cambiar la forma de pensar que hemos heredado de nuestra familia, de nuestros antepasados, y a cambiar los programas y creencias limitantes que hemos heredado con respecto a la idea de éxito y fracaso, para que nos mostremos cada vez más en nuestra plenitud, dispuestos a recibir todo lo que merecemos.
Como he dicho, con todas las energías que están en juego ahora mismo, es fácil quedarse en la mente, pero como sabemos, «la mente miente». Es hora de volver al corazón y darle la oportunidad de expresarse; porque todos tenemos talentos únicos que debemos honrar y compartir con los demás. Venzamos miedos y resistencias, sintámonos dignos de ocupar nuestro espacio, de sentarnos en nuestro trono, soberanos de nosotros mismos y de nuestro corazón. El mundo necesita nutrirse de la belleza que todos hemos venido a dar; dejemos que brille nuestra luz.
Feliz luna llena, Francesca Zangrandi
PD. El año pasado me he centrado mucho en las propuestas que ofrezco en italiano, mi idioma, pero este año también empezaré a organizar más cosas en español, así que si quieres estar al día de todo, te invito a suscribirte al boletín.