Esta noche se perfeccionará el último cuarto lunar. Cuando la Luna está menguante, nos ayuda a limpiar, a desprendernos de lo viejo para dejar sitio a lo nuevo; el mes pasado el último cuarto lunar tuvo lugar en el signo de Piscis, mientras que esta vez será en el signo de Aries.
La Luna está en Aries, signo de Fuego regido por Marte, en conjunción con Quirón y el asteroide Eris, hermana de Aries (Marte) y diosa de la discordia y la lucha. Y el Sol está en Cáncer, signo de Agua.
La energía del Fuego de Aries nos invita a encontrar el valor para empezar algo e ir en la dirección que queremos; está temblando de impaciencia y agita las aguas tranquilas de Cáncer, haciéndolas hervir. Es una fusión de agua y fuego, emociones y acción, corazón y cuerpo, energía femenina y energía masculina. Pero ambos signos nos enseñan a poner nuestra atención en nosotros mismos: Aries es el YO SOY y nos invita a movernos y actuar desde nuestros impulsos y deseos; Cáncer nos invita a actuar desde el corazón y a cuidar no sólo de los demás sino también de nosotros mismos, nutriéndonos y convirtiéndonos en nuestra propia madre.
La Luna está cerca de Quirón, considerado el arquetipo del sanador herido, el que representa nuestras heridas (físicas, emocionales, mentales y espirituales) y al mismo tiempo nuestra curación.
De hecho, en el mito, Quirón fue herido por una flecha envenenada, pero los dioses le habían concedido el don de la inmortalidad, por lo que no podía ni curarse ni morir. Al ser inmortal, soportó un gran dolor hasta que cambió su vida por liberar a Prometeo de su sufrimiento y morir en su lugar; sin embargo, gracias a esa herida, comprendió la naturaleza del dolor y se convirtió en un sanador excepcional.
¿Qué herida debemos ver y sanar para poder avanzar?
¿Qué dolor necesitamos soltar, quizás relacionado con el pasado (Cáncer)?
¿Cuántas veces nos hemos sentido no vistos y no tenidos en cuenta? (Recordemos que Aries quiere mostrar su ser).
¿Qué coraza hemos construido para no sentir esa herida?
¿Y cómo podemos empezar a desprendernos de esas armaduras para volver a juntar todas nuestras piezas y sentirnos una unidad?
Quirón se sitúa justo en medio entre el último planeta de la conciencia (Saturno) y el primero de la trascendencia (Urano), como si fuera un puente, reuniendo así simbólicamente lo que está separado, desunido: según el mito, Quirón era un centauro, con el cuerpo partido por la mitad, como si hubiera una escisión mente-cuerpo, pero según su posición astronómica toca el mundo de Urano y entra en el de Saturno, como si quisiera traer a la conciencia algo que está fuera de ella.
El glifo que lo representa muestra una letra K apoyada en un círculo, que también se asemeja a la forma de una llave, que puede tanto abrirse como cerrarse. Pero Quirón abre la puerta del espacio donde almacenamos el equipaje que llevamos con nosotros (no sólo de esta vida, sino también de las anteriores) y donde residen todas nuestras heridas, incluidas las kármicas. Poseer esta llave significa ser dueños de nosotros mismos y acceder a nuestra naturaleza más profunda.
Así que aprovechemos la energía de la Luna en Aries para encontrar el valor de ver sin escondernos ni fingir más, y para decidir qué dejar ir. Francesca Zangrandi