Casi al borde del equinoccio de otoño (en el hemisferio norte, ya que en el hemisferio sur se celebrará el equinoccio de primavera), mañana por la noche se perfeccionará el primer cuarto lunar, que se produce cuando la Luna forma una cuadratura con el Sol. El mes pasado el primer cuarto lunar ocurrió en el signo de Sagitario, con la Luna recién entrada en el signo y el Sol recién entrado en el signo de Virgo, y mañana también ocurrirá en Sagitario, pero esta vez los dos luminares estarán transitando el último grado de esos mismos signos.
Así que, aunque la Luna esté en fase creciente, de alguna manera es como si algo estuviera llegando a su fin; y de hecho a la mañana siguiente el equinoccio ya se habrá perfeccionado con la entrada del Sol en el signo de Libra, dando comienzo a una nueva estación.
Por un lado la Luna en Sagitario, un signo de Fuego, y por otro el Sol en Virgo, un signo de Tierra: por un lado el impulso de vagar y seguir las pasiones, buscando la independencia; y por otro el impulso de ser racional y analítico, buscando la practicidad, la seguridad y la fiabilidad.
La Luna forma una cuadratura en T con el Sol en Virgo y con Neptuno en Piscis: el Sol sigue centrándose en los pequeños detalles de la vida y en los asuntos prácticos, Neptuno intenta poner trampas para todas nuestras certezas materiales y racionales, la Luna busca con entusiasmo la libertad, la expansión y nuevas aventuras. Un diálogo que podría ser interminable, pero del que salimos yendo en dirección opuesta a la Luna, donde encontramos a Vesta.
Vesta es el fuego interior que nunca se apaga, es la llama de nuestra Alma en comunión con el Espíritu y nos lleva a buscar nuestra verdad; pero también representa la dedicación y el servicio.
¿Qué alimenta nuestro corazón y nuestra alma?
¿Cómo alineamos sueño y servicio?
¿Cómo co-creamos nuestra realidad?
Felices reflexiones, Francesca Zangrandi