Llegamos a la cuadragésimo sexta entrega de la columna “Lunes de mujeres”, que sale cada primer lunes de mes.
En los últimos meses hemos hablado de la confianza en la sala de partos y de lo que puede facilitar el parto. Por supuesto, también hemos hablado de la oxitocina, la “hormona del amor”, que no sólo mejora el estado de ánimo induciendo una sensación de bienestar y reduce la ansiedad, el estrés y el dolor, sino que también estimula las contracciones del útero durante el parto, haciendo que éste transcurra sin contratiempos.
También hemos mencionado que hay varias situaciones que aumentan la adrenalina durante la labor de parto, inhibiendo así la oxitocina.
Por lo tanto, ¿qué se puede hacer durante el parto para facilitar la producción de oxitocina?
La oxitocina también recibe el nombre de “hormona de la timidez” porque su producción se ve fácilmente influida por condicionamientos externos. De hecho, ya hemos visto que estimular el habla, despertar la atención y entrar en estado de alarma, por ejemplo, hará que se inhiba la producción de oxitocina. Sin embargo, también es cierto que hay condiciones externas que pueden aumentar su producción.
Por ejemplo, el contacto físico aumenta los niveles de oxitocina. De hecho, como ha comprobado la investigación científica, la oxitocina se libera especialmente cuando mantenemos relaciones amorosas y durante la estimulación de determinadas zonas implicadas en la reproducción, como la vagina, el clítoris, el cuello del útero y los pezones. Así pues, ¡por qué no dar a la mujer la oportunidad de intimar con su pareja!
Pero los abrazos, los besos y las caricias también aumentan rápidamente la presencia de esta hormona. Así que, ¿por qué no dejar que la familia, los amigos o la doula cuiden de la mujer haciéndole mimos, abrazándola y dándole masajes?
De hecho, los masajes también pueden aumentar los niveles de oxitocina, pero es bueno respetar las necesidades de la mujer que va a dar a luz, porque no todas las mujeres desean que les den masajes en ese momento, y en cualquier caso cada una puede desear que le den masajes en unas zonas y no en otras. Y otra posibilidad sería masajear el cuerpo, especialmente la zona lumbar y sacra, con el chorro de agua de una ducha de mano.
El masaje tiene varios beneficios físicos: por ejemplo, favorece la circulación, las contracciones uterinas y la eliminación de la placenta; alivia la tensión y el miedo, favorece la relajación, ayuda a la mujer a respirar mejor y a ser más colaboradora y activa, y reduce el dolor. Pero también es mucho más que eso, porque la persona que masajea a la mujer asume un papel de apoyo fundamental, que le permite vivir el parto con más serenidad y menos miedo al dolor.
Tiffany Martini Field, profesora de los departamentos de pediatría, psicología y psiquiatría de la Facultad de Medicina de la University of Miami School of Medicine y autora de numerosos libros, investigó en un estudio de 1997 los efectos del masaje durante el trabajo de parto en un grupo de 14 mujeres que recibieron masajes de su pareja, en comparación con un grupo de 14 mujeres que sólo fueron guiadas en su respiración: las madres que recibieron masajes tuvieron un parto menos largo y doloroso, una estancia más corta en el hospital y una menor incidencia de depresión posparto.
Pero también hay otra cosa sencilla y muy eficaz que ayuda a aumentar la oxitocina: ¡la risa! De hecho, la ciencia ha demostrado que reír mejora la salud a través de numerosos cambios fisiológicos: nuestro cuerpo empieza a producir las hormonas de la alegría, induciendo un estado inmediato de bienestar natural. La oxitocina, las endorfinas y la serotonina, por citar sólo algunas, entran en circulación y tras unos minutos de risa nos sentimos recargados, relajados, despreocupados y felices: la oxitocina, entre otras cosas, regula el curso del parto, las endorfinas son nuestros anestésicos naturales, por lo que protegen a la madre del dolor excesivo, y la serotonina regula los ciclos de sueño y vigilia. Por tanto, no es de extrañar que la risa ayude a sentir una sensación general de ligereza.
Además, la risa ayuda a reactivar el diafragma, que es el músculo respiratorio más importante pero que a menudo suele estar bloqueado, ya sea por las prisas, los compromisos, la falta de descanso adecuado, el miedo, las preocupaciones, la ansiedad… Sin embargo, el diafragma no sólo ayuda a la expansión de la cavidad torácica durante la inhalación, sino que también desempeña un papel importante en la micción, la defecación, los vómitos, así como en el parto. Por eso es importante que esté libre y no bloqueado. Y reír es la forma más fácil, natural e inmediata de desbloquear el diafragma.
Por lo tanto, quien acompañe a la mujer durante el trabajo de parto y el parto, ¡que encuentre la manera de hacerla reír!
Ahava, Francesca Zangrandi
PD. La próxima cita de esta columna será el primer lunes de noviembre, pero, mientras tanto, si deseas mantenerte actualizada sobre los diversos artículos que publico en el blog, puedes suscribirte al boletín, poner “Me gusta” en la página Facebook, seguirme en Instagram o puedes suscribirte al canal de YouTube. Y si crees que este artículo pueda interesar a alguien que conoces, puedes compartirlo. Muchas gracias!