Columna “Lunes de mujeres”: IRREGULARIDAD DEL CICLO MENSTRUAL

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Hace dos años inicié este proyecto de la columna “Lunes de mujeres”, que sale cada primer lunes de mes, así que ya vamos por la vigésimo quinta cita.
Cuando empecé, tenía un poco de miedo de poder mantener esta cita a lo largo del tiempo, temiendo llegar a un punto en el que ya no supiera sobre qué escribir. Pero en realidad hay tanto que decir sobre el mundo de la ginecología femenina, que poco a poco he empezado a decirme que ¡una vida no será suficiente para contarlo todo!

En los últimos meses hemos hablado del ciclo menstrual y de la menstruación, y hoy me gustaría empezar a hablar de los problemas relacionados con el ciclo menstrual.
Si me conoces o me sigues desde hace tiempo, sabes que la medicina china es la base de mi trabajo. Ya llevaba varios años dedicándome al bienestar con otras técnicas, cuando hace unos diecisiete años el Tuina (masaje tradicional chino) y la medicina china entraron en mi vida de forma totalmente mágica. Para el final de ese primer curso de estudios de medicina china tuve que preparar una tesis y elegí aportar el caso clínico de una chica que sufría dismenorrea, es decir, dolor menstrual.

La casualidad quiso que unos meses antes de mi tesis viajara a China para hacer una residencia de práctica clínica en la Universidad de MTC (Medicina Tradicional China) y en el Hospital de Nanjing. Mientras estaba en uno de los hospitales de la ciudad, el Second Provincial Hospital of TCM Hiangsu Province – Nanjing, le dije al Dr. Wang Jian Min que estaba tratando a una chica que sufría dismenorrea y que estaba preparando mi tesis al respecto.
Al día siguiente vino a la sala con un cuaderno desgastado y muy viejo escrito a mano con ideogramas que yo no entendía, y durante unos días, cada vez que había un pequeño descanso entre pacientes, empezó a pasarme la información que había escrito a mano cuando él mismo cursaba estudios universitarios de medicina china y acupuntura, obviamente sobre la dismenorrea.

Desde entonces he tratado y trabajado con muchas mujeres, no sólo con el dolor menstrual, sino con muchos otros problemas, algunos relacionados con el ciclo menstrual y otros no. Y he seguido explorando el tema de la ginecología de diversas maneras, con el deseo de ayudar de la mejor manera posible a las mujeres que se han acercado a mí y que siguen pidiéndome ayuda.
El campo de la ginecología es muy amplio e incluye varios temas, como las irregularidades menstruales, el síndrome premenstrual, la dismenorrea, la amenorrea (falta de flujo menstrual), las hemorragias, pero también todo lo relacionado con el embarazo y la menopausia.

Lo que nos enseña la tradición, y lo que he podido comprobar una y otra vez a lo largo de los años, es que la regulación del ciclo menstrual es fundamental para todo problema ginecológico. En otras palabras, la menstruación y su ciclicidad es el eje de la especificidad de la mujer y la manifestación externa de su funcionalidad interna.
El término ciclo irregular se refiere a una variedad de cuadros que implican alteraciones en el ritmo y la cantidad del flujo menstrual. Las alteraciones del ritmo pueden dar lugar a una menstruación precoz, tardía o desordenada (que aparece unas veces antes y otras después, de forma totalmente imprevisible). Por otro lado, las alteraciones en la cantidad de flujo pueden dar lugar a una menstruación abundante, escasa o prolongada. Y todos estos cuadros pueden darse de forma aislada o combinada.

Obviamente, estas irregularidades no constituyen una patología, y por ello muchas veces no se toman en consideración, al menos hasta que se producen alteraciones significativas: por ejemplo, ocurre que una menstruación abundante se toma en consideración sólo cuando su continuación provoca un cuadro de anemia o cuando la edad avanzada de la mujer hace sospechar de una patología tumoral.
Por lo tanto, es importante destacar que nunca se debe subestimar un cambio en el ciclo menstrual, ya que podría ser el primer signo de un cambio funcional, que con el tiempo podría reflejarse en una miríada de otros trastornos. Si tenemos en cuenta los cambios del ciclo menstrual y los tratamos adecuadamente, la mayoría de las veces conseguimos restablecer la armonía y evitar problemas más graves y difíciles de tratar. A este respecto, el Neijing señala:

“…esperar a que el mal se haya declarado para remediarlo, a que el desorden se haya instalado para afrontarlo, es como esperar a tener sed para cavar un pozo, esperar la batalla para forjar las armas, ¿no es muy tarde?”

No obstante, hay que recordar que en los dos primeros años después de la menarquia es normal un ciclo menstrual irregular y, por lo tanto, no debe considerarse un problema, ya que el qi (energía) del Riñón está completando su desarrollo y puede que aún no esté totalmente maduro.

QUÉ PODEMOS HACER PARA EMPEZAR

Una herramienta que utilizo desde hace casi veinte años y que he enseñado a innumerables mujeres es el disco lunar o diario menstrual: cuanto más atención prestemos a nuestro ciclo menstrual, mayor será la posibilidad de que se produzca un cambio si no hay armonía entre las distintas fases.
Y entonces el seguimiento de nuestra ciclicidad es una gran herramienta tanto para tomar conciencia de los mensajes que nuestro cuerpo trata de enviarnos, como para aprender a respetarnos estando siempre presentes a nosotras mismas y a las exigencias de nuestra propia ciclicidad.

Con el registro lunar o diario menstrual, no nos limitamos a observar sólo los aspectos fisiológicos, sino que prestamos atención a todo lo que experimentamos durante cada fase, ya sea a nivel emocional, mental, energético o espiritual.
Evidentemente, puede ser tan sencillo como complejo, en el sentido de que se puede profundizar cada vez más. Y hablo por experiencia, porque aunque llevo muchísimos años usándolo, sigo descubriendo muchas cosas. Al fin y al cabo, nuestra ciclicidad está en constante cambio y se ve modificada no sólo por la etapa de la vida en la que nos encontramos, sino que también está influenciada por las diferentes situaciones en las que nos encontramos y por todas las demás ciclicidades, como el ciclo circadiano o el ciclo de las estaciones. (Si quieres trabajar conmigo en esto, puedes contactarme).

Además de vigilar nuestra ciclicidad, la medicina china nos aconseja prestar mucha atención a la prevención, y he aquí algunas sugerencias que nos da al respecto:

  • respetar nuestra necesidad de descanso, ya que el exceso de trabajo y el estrés físico y mental pueden drenar nuestro qi del Riñón, debilitando nuestro Jing (energía vital);
  • evitar ingerir alimentos y bebidas frías, especialmente durante la menstruación, y exponernos a ambientes fríos y húmedos, porque las funciones del Bazo se ralentizarán, dificultando el proceso de transformación de los alimentos en Jing; además, la acumulación de humedad y frío puede provocar dolor, calambres e hinchazón;
  • evitar los alimentos ricos en grasa, porque frenan el movimiento del qi en el Hígado y el Bazo, aumentando el estancamiento del qi y favoreciendo la humedad;
  • reducir el consumo de sal, ya que un exceso de sal puede debilitar el Riñón, provocando retención de líquidos, dolor de espalda o infecciones del tracto urinario;
  • durante la menstruación es mejor evitar el ejercicio físico extenuante, ya que no sólo el cuerpo necesita descansar durante esta fase, sino que, por ejemplo, la pérdida de líquidos debida a la sudoración intensa podría drenar el qi y provocar una escasez de Sangre que tendría efectos negativos en el flujo menstrual;
  • evitar los tampones internos, porque durante el flujo menstrual el qi y la Sangre fluyen hacia abajo y hacia fuera, y los tampones internos bloquean este flujo natural; esto podría crear una estasis de Sangre, que, si se queda atascada en los tejidos, podría crear coágulos, nódulos, quistes o fibromas.

De todo esto se desprende que para la medicina china, dos órganos fundamentales en la fisiología ginecológica son el Riñón y el Hígado: el primero es la base fundamental de las energías que heredamos y su función principal es acumular Jing y controlar el nacimiento, el crecimiento y la reproducción; la duración y la calidad de nuestra vida dependen del qi de los Riñones. Mientras que el segundo almacena la sangre y hace que el qi fluya libremente por todo el cuerpo; y para realizar sus funciones de la mejor manera posible necesita movimiento, para evitar constricciones y compresiones y así poder mantener la fluidez y la armonía en el movimiento del qi y la sangre.
El estilo de vida tiene una enorme influencia en estos dos órganos y sus funciones, luego, por supuesto, se puede realizar un trabajo más específico con el masaje Tuina o el automasaje de ciertos puntos y meridianos.

Obviamente el Riñón y el Hígado no son los únicos que contribuyen al correcto funcionamiento de la fisiología femenina, y entre otras cosas siempre hay que valorar la situación energética en cada mujer, pero en cualquier caso para la medicina china son los cambios que se producen en los meridianos extraordinarios de Chongmai y Renmai los que determinan los cambios hormonales que se producen en la mujer en intervalos de unos siete años.
Y esto está bien descrito en el primer capítulo del “Suwen”:

“(…) A las dos veces siete años llega la fertilidad, Renmai funciona plenamente mientras el poderoso Chongmai prospera: los períodos menstruales caen en su tiempo y ella tiene hijos.
(…) A las siete veces siete años Renmai se vacía, el poderoso Chongmai declina y se encoge: la fertilidad se agota, la Vía de la Tierra ya no libera sus pasajes, el cuerpo se consuma y ella no tiene más hijos”.

Chongmai, llamado “el mar de la Sangre”, en la mujer lleva la Sangre al útero, haciendo posible la menstruación, y al pecho, haciendo madurar las glándulas mamarias y haciendo posible la lactancia. Renmai, llamado “el mar del yin“, es el lugar de concentración de todas las energías yin del individuo, y como ya os he dicho en otra ocasión, la mujer, comparada con el hombre, está ligada al yin y su equilibrio fisiológico está ritmado por la sangre, que es yin.
Así que por enésima vez insisto en la importancia de prestar atención a la propia ciclicidad y a la calidad y cantidad del flujo menstrual, porque la información que podemos extraer de ella nos puede ayudar a entender cómo estamos y si es necesario actuar de alguna manera para restablecer la armonía, así como para prevenir cualquier otro trastorno que sea más complejo de tratar.

Ahava, Francesca Zangrandi

PD. La próxima cita de esta columna será el primer lunes de febrero, pero, mientras tanto, si deseas mantenerte actualizada sobre los diversos artículos que publico en el blog, puedes suscribirte al boletín en la página web www.quintadimensione.net, poner “Me gusta” en la página Facebook Quinta Dimensione – Francesca Zangrandi, seguirme en mi Instagram https://www.instagram.com/francesca_quintadimensione/ o puedes suscribirte al canal de YouTube Francesca Quinta Dimensione. Y si crees que este artículo pueda interesar a alguien que conoces, puedes compartirlo. Muchas gracias!

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