Esta noche la Luna alcanzará su mayor expansión en el signo de Aries, pero sabemos que las lunas llenas nos dan la oportunidad de experimentar, comprender e integrar las características de dos polaridades, porque, a diferencia de las lunas nuevas, el Sol y la Luna no están en el mismo signo, sino en los dos signos opuestos y complementarios. Y en esta luna llena, mientras la Luna está en el signo de Aries, el Sol está en el signo de Libra.
El eje Aries-Libra nos habla de las relaciones, donde Aries representa el yo y Libra el otro. Si Aries representa la autoafirmación, Libra representa el compromiso. Tanto como Aries se centra en el yo (yo soy), como Libra se empeña en satisfacer las necesidades de los demás (nosotros somos). Si Aries aprende de su polaridad, empezará a escuchar a los demás, decidirá no aburrirse y a veces decidirá quedarse. Si Libra aprende de su polaridad, tomará conciencia de sus propias necesidades y esta madurez le permitirá tomar decisiones acordes con sus deseos, dejando de ser esclava de la necesidad de aceptación para convertirse en dueña de su Yo. Y para marcar aún más esta necesidad de recordarnos el «yo soy», está el asteroide Quirón, que está en conjunción con la Luna.
En el mito, Quirón era hijo de Saturno: es un personaje de la mitología griega, hijo de Cronos (en el paso de la época griega a la romana tomó el nombre de Saturno) y de la ninfa Filira; como Cronos se transformó en caballo para conquistar a Filira (en otras versiones fue Filira la que se transformó en yegua para escapar de él), Quirón nació mitad hombre y mitad caballo (centauro). Debido a su aspecto, fue abandonado por su madre, que pidió y obtuvo de los dioses ser convertido en tilo. Quirón fue entonces educado por Apolo, que despertó en él el amor por el arte, la medicina y la ciencia; llegó a ser muy sabio, tanto que los reyes de Grecia le enviaban a sus hijos para que los educara. La leyenda cuenta que fue herido por una flecha envenenada, pero los dioses le habían concedido el don de la inmortalidad, por lo que no podía curarse ni morir. Al ser inmortal, soportó un gran dolor hasta que cambió su vida para liberar a Prometeo de su sufrimiento y morir en su lugar; sin embargo, gracias a esa herida, comprendió la naturaleza del dolor y se convirtió en un sanador excepcional. Así se entiende que Quirón sea considerado el arquetipo del sanador herido, el que representa nuestras heridas (físicas, emocionales, mentales y espirituales) y al mismo tiempo nuestra sanación.
Así que, dada la impulsividad y el fuego de Aries, esta Luna podría hacernos impacientes, impulsivos y propensos a ataques de ira, especialmente en el contexto de las relaciones. Pero en el signo de Libra, en estrecha relación con el Sol, encontramos a Venus, que, por un lado, con su búsqueda de la armonía, mitiga la impetuosidad y las formas ásperas y bruscas de Aries, pero por otro lado también nos recuerda que debemos acordarnos de nosotros mismos y de nuestro placer.
Recordemos también que Venus está viviendo un proceso alquímico de muerte y renacimiento. De hecho, está experimentando la transformación que la llevará de ser una estrella de la mañana a ser una estrella de la tarde. Como si nos recordara que es hora de dejar ir todo lo que ya no es saludable para nosotros, que no está en armonía y equilibrio con nosotros y nuestro sentir, que ya no nos nutre, que no es bueno para nosotros. Porque es el momento de volver a disfrutar con todos nuestros sentidos, de encontrar el placer en las cosas más pequeñas, de satisfacer nuestros deseos, de volver a querernos a nosotros mismos y de redescubrir el equilibrio en nuestras relaciones, sin anularnos y dándonos las prioridades adecuadas.
Feliz luna llena, Francesca Zangrandi