Lo que muchas personas me informan con frecuencia en estas semanas es que están cansadas: un cansancio dado por un año largo y en cierto modo agotador, a pesar de todo lo positivo que haya podido traer. Lo sé, son meses duros, y aunque la energía se ha aligerado un poco ahora, sentimos que este momento nos pide grandes transformaciones interiores. Sólo entonces pueden producirse las transformaciones exteriores.
Quizás podamos sentir el impulso de escapar de todo esto, pero hay una gran presencia de planetas en el signo de Tauro que nos invita a quedarnos: a quedarnos con lo que hay, a sentir el cuerpo y las emociones, y a disfrutar de lo que hay.
En la primera mitad del mes nos acompañó la energía de Aries, una energía de Fuego, de acción, de nuevos comienzos y de velocidad, pero luego poco a poco varios planetas pasaron al signo de Tauro, que nos habla de desarrollo y crecimiento de lo que hemos comenzado: con el equinoccio de primavera, el Sol entra en el signo de Aries y es el momento en que empiezan a aparecer los brotes, luego poco a poco los árboles se llenan de flores, los arbustos reverdecen, y cuando el Sol entra en el signo de Tauro, toda la naturaleza es fructífera y fértil, y comienza Beltane.
Tauro continúa lo que Aries ha comenzado, por lo que este momento nos pide que avancemos con determinación y perseverancia; y si nos parece que las cosas no avanzan, que hay demasiados obstáculos en el camino, no debemos ceder al pesimismo (la sombra de Tauro), sino encontrar fuerza en la presencia. De hecho, Tauro es un signo de Tierra, lento en comparación con la impulsividad de Aries, pero esta lentitud está hecha de determinación, de valorar las cosas y saborear los aspectos agradables del proceso, sin la ansiedad de llegar a la meta. Nos recuerda que las cosas tardan en ser sólidas y duraderas, que no debemos saltarnos pasos con las prisas por llegar a nuestro destino y que es importante disfrutar del viaje que nos llevará a él.
Tauro nos recuerda que escucharnos a nosotros mismos y a nuestra verdad nos permite dar forma a lo que verdaderamente corresponde a nuestros sentimientos: al fin y al cabo, si Aries puede considerarse la chispa inicial del proyecto o del sueño, es entonces Tauro quien toma el testigo y comienza a darle forma, transformándolo en algo concreto y duradero. Y lo hace empujándonos a ir más despacio, a detenernos en las cosas, a darles valor, disfrutando de todo el proceso del acontecimiento y evitando las prisas, porque las prisas suelen ser enemigas del éxito de un proyecto.
Y en este momento, no sólo está el Sol en Tauro, sino también varios otros planetas: Mercurio, que nos invita a tener pensamientos e ideas sólidas y concretas, y a comunicarnos de forma clara, sencilla y directa; Venus, que nos invita a abandonarnos al placer y a la satisfacción de los sentidos; Urano, que nos invita a dejar de lado la rigidez, recordándonos que otros cambios están en camino; y finalmente Lilith, que nos recuerda que lo que creíamos seguro era una ilusión, y que debemos encontrar la seguridad dentro de nosotros mismos.
Además, Marte entró en el signo de Cáncer: Marte es el planeta de la acción y la afirmación personal, y Cáncer es el signo de las emociones y la sensibilidad, por lo que esta energía introspectiva nos permite ver las dinámicas relacionales que nos impiden avanzar y nos insta a cortar los lazos insanos. Nos dice: «encuéntrate a ti mismo, cuídate y deshazte de lo que te impide brillar, creando tu presente en sintonía con lo que realmente eres».
Y para subrayar aún más esta necesidad de purificación para llegar a lo esencial, también habrá luna llena: el martes por la mañana la Luna alcanzará su máxima expansión en Escorpio, el signo del inconsciente, de lo oculto, de todo lo tabú y lo esotérico; su polaridad, el Sol, está en el signo de Tauro, y el eje Tauro-Escorpio nos habla del ciclo vida-muerte-renacimiento, dándonos así la posibilidad de dejar morir aquellas partes de nosotros que ya no nos corresponden y dar paso a que otras se expandan y se muestren. La Luna en Escorpio nos lleva a vivir experiencias profundas e intensas, y el Sol en Tauro nos pide que las vivamos en total presencia, sin escapar de ellas.
Así que esta luna nos empuja a volver a las profundidades para ver nuestra sombra, nuestros miedos, nuestras emociones, dándonos la oportunidad de bendecir toda nuestra vida, incluso y especialmente esa parte que nos asusta, sacando a la luz lo que ha permanecido oculto durante tanto tiempo, para que podamos finalmente transformarlo, convirtiéndolo de límite a potencial. La luna llena va a iluminar todo lo que está en la oscuridad, tanto en lo personal como en lo colectivo, y Escorpio nos permite purificar y transformar; y no debemos temer esta transformación, esta enésima muerte, porque donde hay sombra y oscuridad, también hay debilidad, pero si le aportamos luz, se convierte en fuerza.
Por lo tanto, esta luna llena nos permite pasar de la oscuridad a la luz, de la muerte al renacimiento, haciendo surgir una nueva conciencia y una nueva forma de ser; nos pide que dejemos ir de una vez por todas los condicionamientos limitantes, los miedos, la culpa y el sentimiento de no merecer lo mejor, acercándonos cada vez más a nuestra verdadera esencia.
Y en este pasaje nos acompaña la luz divina derramada sobre el mundo por los maestros iluminados: es el Wesak, la gran bendición para toda la humanidad y para todo lo que vive en el planeta. Celebramos un retorno, la llegada de una gran luz que ayudará al crecimiento, a la evolución, a la liberación de los seres humanos.
Feliz luna llena y feliz Wesak, Francesca Zangrandi