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Esta noche la Luna alcanzará su máxima expansión y expresión en Libra, signo de Aire regido por Venus. Sabemos que en los plenilunios se trabajan polaridades, porque las luminarias están en signos opuestos y complementarios, y esta vez el Sol está en Aries, signo de Fuego regido por Marte.

Marte y Venus producen el movimiento de atracción y separación que rige el mundo, representando la pasión con la que la fuerza creadora crea el todo.




Venus, la diosa del amor, expresa la afinidad, la unión, la atracción hacia el otro, características que se manifiestan en la relación como la capacidad de fundirse con el otro en una experiencia creativa, en un acto creador que lleva a una evolución, a un cambio respecto a lo que eran antes los componentes de la relación. Es la energía del amor, de la atracción, la que nos atrae el uno hacia el otro, la que nos transforma, la que nos cambia, la que da origen a algo nuevo. Marte, nuestro guerrero interior, por su parte, nos impulsa a actuar, nos pide que nos impongamos y nos antepongamos a los demás; representa la carga de energía vital que se expresa a través del dinamismo y la agresividad, en el sentido más etimológico del término, «ir hacia» (del latín «ad-gredior»), por lo que es él quien saca a relucir nuestro lado animal e instintivo, el coraje y la determinación.

Por tanto, podríamos decir que Marte y Venus representan los dos polos de una misma energía: tanto Venus representa una energía yin y receptiva, como Marte representa una fuerza yang y activa. Y la Luna en Libra y el Sol en Aries nos hablan del conflicto yo-nosotros, dar-recibir, femenino-masculino.




La mediación de este conflicto permite un equilibrio interior imprescindible para una correcta capacidad de relación y encuentro con el otro, y requiere de la energía necesaria para sanar el conflicto interiorizado entre el yo y el otro, entre el egoísmo y el altruismo, dado por tener un primer lugar en el que ponerse a uno mismo o a los demás.

Libra busca la conexión, la armonía y el equilibrio, mientras que Aries se centra en la individualidad, la independencia y la autoafirmación. Esta luna llena en el signo de Libra ilumina la danza continua entre el yo y el otro, la conexión y la independencia, destacando las formas en que navegamos por las relaciones y cultivamos un sentido de identidad dentro de las asociaciones.




Además, el Sol está en conjunción con Quirón, el sanador herido, el que representa nuestras heridas (físicas, emocionales, mentales y espirituales) y al mismo tiempo nuestra sanación, el que es capaz de sanar heridas internas y redescubrir talentos innatos; y al estar en el signo de Aries, nos da la oportunidad de sanar el YO SOY y enfatiza el peso de las heridas relacionadas con el derecho a existir, la autoafirmación, la búsqueda de lo que uno desea y la iniciativa.

Los dos luminares, más Quirón, forman una cuadratura en T con Marte en Cáncer: Marte se encuentra aún en su fase de sombra post-retrógrada, por lo que todavía estamos integrando lo sucedido durante su reciente retrogradación y comprendiendo su significado más profundo, al tiempo que se nos invita a actuar para alinearnos con los cambios que se han producido interiormente. Esta cuadratura entre los luminares y Marte puede amplificar las tendencias a la impulsividad, la reactividad emocional y un sentimiento general de frustración, poniendo de relieve la fricción entre nuestras necesidades y deseos personales y los de los demás, revelando así tensiones y conflictos no expresados que hierven a fuego lento bajo la superficie.

¿Hay relaciones que están limitando nuestra expansión?




¿Hay relaciones que se han convertido en una zona de confort y en las que nos quedamos sólo porque nos sentimos cómodos, aunque no sean buenas para nuestro crecimiento y evolución?




¿Nos aferramos a algunas relaciones por comodidad o por miedo a lo desconocido?




¿Qué formas de relacionarnos necesitan ser transformadas?




¿Desde qué herida nos hemos relacionado hasta ahora?




¿Qué herida ha afectado y está afectando a nuestra forma de relacionarnos?

En el proceso de aprendizaje del arte del equilibrio y la armonía, gravitamos naturalmente hacia los extremos para aprender, a través de la experiencia directa, lo que es y lo que no es el equilibrio. Debemos pasar por la desarmonía para comprender la verdadera armonía, debemos pasar por la confrontación y el conflicto para comprender la verdadera paz. Y esta luna llena puede actuar como un espejo y reflejarnos dónde podemos haber sobrecompensado, dónde podemos haber perdido la conexión con nuestra verdad en nombre de una falsa sensación de paz, y dónde podemos estar llamados a restaurar la alineación en nuestras relaciones y dentro de nosotros mismos. Tenemos la oportunidad de darnos cuenta de cómo nos hemos despojado de nuestro poder en las relaciones, asumiendo el papel de víctima, verdugo o salvador.

Feliz luna llena, Francesca Zangrandi

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