La Luna ha entrado en el signo de Aries y se acerca cada vez más a su máxima expansión, que tendrá lugar el próximo martes en el signo de Tauro. La Luna llena irá acompañada de un eclipse lunar total: la Tierra se situará entre el Sol y la Luna, oscureciendo totalmente a esta última. Por un lado estará el Sol en Escorpio, en conjunción con Mercurio, Venus y el Nodo Sur, y por otro lado la Luna en Tauro en conjunción con Urano y el Nodo Norte; y ambas luminarias formarán una cuadratura en T con Saturno en Acuario.
Sabemos que cada luna llena es la culminación de algo que sembramos seis meses antes, cuando la luna era nueva en el mismo signo del zodiaco. Así, la luna nueva de principios de mayo se produjo en el signo de Tauro y, seamos o no conscientes de ello, nos dedicamos a sembrar nuestros propósitos para los próximos seis meses; y en esa ocasión la luna nueva vino acompañada de un eclipse parcial de sol. Por lo tanto, este eclipse es un nuevo impulso, empuje o invitación a realizar mejoras en las áreas de la vida regidas por Tauro y Escorpio (cada uno tendrá que comprobar en qué casas se encuentran estos signos en su carta natal).
Podríamos tener la sensación de que las cosas que descubrimos durante la anterior temporada de eclipses, que tuvo lugar en mayo, vuelvan a surgir para ser cerradas, completadas e integradas. El tiempo de los eclipses es un espacio de gran movimiento y profundo poder, donde se crean cambios visibles, donde se manifiesta lo que requiere cambio, movimiento y acción concreta. En cierto modo, es como si nos encontráramos abandonados a nosotros mismos, sin luz exterior, y por tanto debemos confiar en nuestra propia luz, en nuestros propios recursos internos para avanzar; por eso los eclipses nos permiten dar un salto evolutivo. Obviamente, estos cambios no se producen de golpe, sino que inician un proceso que continuará durante todo el periodo en el que se produzcan eclipses en el mismo grupo de signos; y en primavera habrá otra temporada de eclipses en el eje de Tauro y Escorpio.
Sin embargo, también es cierto que en este plenilunio la Luna está en conjunción con Urano, el planeta de la revolución que nos empuja a hacer las cosas de forma nueva y a enfrentarnos a las verdades. De hecho, durante miles de años se pensó que Saturno era el último planeta del sistema solar, pero en 1781 William Herschel descubrió Urano, de forma casual e inesperada; y este descubrimiento coincidió con un periodo histórico de gran renovación social, económica y política, entre dos grandes revoluciones, la americana y la francesa. Esto ya nos dice que es el planeta de los cambios radicales, de lo inesperado, de la ruptura de los patrones y estructuras existentes para permitir la entrada de lo nuevo. Y mientras los demás planetas giran sobre un eje horizontal alrededor de un eje vertical, Urano tiene un ecuador más o menos vertical que gira sobre un eje horizontal, haciéndonos ver que quiere romper las reglas del juego, mostrándonos que siempre hay otro punto de vista, pidiéndonos que abandonemos nuestras certezas y redescubramos nuestro ser. Y su símbolo recuerda a una antena que apunta al cielo, sintonizando lo que aún no existe, lista para captar lo nuevo.
Y junto a la Luna y Urano también encontramos el Nodo Norte, que sabemos que representa la dirección en la que debemos ir para evolucionar, por lo que este plenilunio nos invita a superar nuestras limitaciones personales y a habitar el cuerpo (Tauro) de una manera nueva, recordándonos que la abundancia y el poder (Escorpio) provienen de algo diferente a lo que siempre hemos creído y pensado: el oro está dentro de nosotros, tenemos toda la capacidad para brillar y hacer que nuestra vida prospere (sea cual sea la prosperidad para nosotros). De hecho, la salida de la cuadratura en T entre las luminarias y Saturno está en el signo de Leo, que representa al rey fuerte y valiente que se expresa a sí mismo y a su singularidad, y quiere que nos sintamos con derecho a ser nosotros mismos, a expresarnos libremente y a compartirnos con el mundo.
Recordemos que los eclipses son grandes oportunidades que nos dan la posibilidad de progresar, de salir de las energías estancadas y de los viejos patrones. Sí, es todo muy intenso y denso, entre otras cosas porque estamos dejando atrás todo lo que afecta a Escorpio, el signo más intenso del zodiaco; y además, la mayoría de los planetas están en signos de Agua, por lo que la parte emocional está muy solicitada. Pero si intentamos resistirnos a estos cambios, aferrándonos a lo que ya no es necesario para nuestra evolución, todo será más doloroso y nos sentiremos frustrados y desalineados. Así, si no somos felices en una relación, la terminamos; si queremos viajar, reservamos; si nos sentimos abrumados, bajamos el ritmo. Ya no es hora de posponerlo.
Feliz revolución, Francesca Zangrandi
