Luna nueva en Escorpio 2021

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Ya estamos en el mes de noviembre, un número once. El once es el primero de los números maestros y si nos fijamos en su forma, vemos dos pilares que forman un portal entre la inspiración divina y la manifestación arraigada, un canal que nos remite al canal de parto y al nuevo nacimiento que tendremos que afrontar para evolucionar.
Para Pitágoras, al ser la adición de una unidad a la totalidad del diez, el once era el símbolo de la renovación y representaba las fuerzas del caos (entendidas como la revolución de un orden anterior) para alinear la realidad a un plano superior. El número once simboliza el comienzo del progreso, la renovación o la inversión de una situación, y de hecho este mes será muy, muy intenso a nivel energético.

Para empezar, mañana por la noche habrá luna nueva en el signo de Escorpio: no sólo la Luna y el Sol estarán conjuntos en este signo, sino que junto a Marte y el asteroide Medusa que están en el mismo signo, más Mercurio que está transitando los últimos grados de Libra y el viernes por la noche entrará en el signo de Escorpio. Y el asteroide Vesta también está en el signo de Escorpio.
Escorpio es un signo de muerte y renacimiento y nos invita a la transmutación. De hecho, está vinculada a la estación de la transformación, cuando las hojas caen, se descomponen y se convierten en alimento para la tierra, preparando así el terreno para las semillas aparentemente inertes que esperan la llegada de la primavera para surgir a la nueva vida. Escorpio no tiene miedo a la oscuridad, sus energías van hacia lo oscuro y lo profundo, y nos lleva a enfrentarnos a nuestras emociones más profundas (signo de Agua) y así poder cerrar con todo aquello que no ha sido completamente procesado y que de alguna manera aún influye en nuestra vida y nuestras elecciones.

Una nueva vida nace en la oscuridad

Nosotros mismos nacemos en la oscuridad del vientre y la semilla se activa y crece en la oscuridad del vientre de la Madre Tierra. Para los celtas y los esenios, el día comienza en la noche, reconociendo que el acto creativo de la vida comienza en la oscuridad, y por lo tanto considerando los días oscuros de la estación oscura como el tiempo de gestación, el tiempo de soñar y crear.
Así que aprovechemos esta época del año y las energías de Escorpio para frenar y retirarnos, pasando del exterior al interior, bajando a nuestro núcleo para descubrir nuestra esencia más pura, nuestra verdad, nuestro potencial, nuestra creatividad. ¡Y dejar morir lo que no resuena en nuestra alma!

No debemos temer a la muerte, porque en realidad sólo es aparente, es una transformación, y sin muerte no puede haber vida. La naturaleza nunca muere, aunque no lo veamos, la vida continúa en la profundidad; en el universo nada se destruye, como tampoco se crea nada, sino que todo se transforma: lo que para la hoja es muerte, para la tierra es alimento y cobertura.
También nosotros pasamos constantemente por ciclos de vida-muerte-renacimiento: por ejemplo, experimentamos una muerte metafórica cada vez que terminamos una relación, sea cual sea su naturaleza; cada vez que dejamos un trabajo, abandonamos una casa o un país para trasladarnos a otro lugar; cada mes, cuando hay luna negra, justo antes de que la luna vuelva a ser visible en el cielo; si somos mujeres, cada mes experimentamos una muerte durante la sangre lunar; y si hemos dado a luz a un niño, morimos como hijas para renacer como madres. Y en todo caso, todos lo experimentamos cuando estábamos en el vientre de nuestra madre, justo antes de dar a luz: en el cálido vientre nos sentíamos seguros, protegidos, pero en un momento dado, para crecer, hemos tenido que salir del útero, pasando por el momento del nacimiento, de lo contrario habríamos muerto; por tanto, elegimos vivir enfrentándonos a algo desconocido, enfrentándonos a la muerte de algo que conocíamos para renacer a algo nuevo, dejando nuestra vida uterina y pasando a la vida en los brazos de nuestra madre.

“Muchos buscamos a nosotros mismos aquí, en la luz. No encontraráis lo que buscáis. Hay que arrastrarse hacia dentro, donde a veces hay una oscuridad aterradora, y descubrir cosas maravillosas sobre uno mismo. – Leo Buscaglia”

Y en esta época del año, acompañados por el signo de Escorpio, podemos pasar de la muerte al renacimiento, así que dejémonos acompañar en esta muerte, sabiendo que es sólo el comienzo de nuestro nuevo nacimiento de luz. Esta Luna nos recuerda que la seguridad viene dada por la capacidad de transformación continua: quien consigue hacer morir lo que ya no es necesario, entra en algo nuevo; quien consigue enfrentarse a sus propias sombras, brilla con luz propia.
La Luna y el Sol están en oposición exacta a Urano en Tauro, que representa lo inesperado y la transformación, así que no nos sorprendamos si nos encontramos con experiencias caóticas y repentinas, sino que estemos preparados para encontrar soluciones que no sean obvias y que nos saquen de nuestra zona de confort. Tanto los planetas en Escorpio como Urano están en cuadratura con Saturno en Acuario, formando una T cuadrada: el trabajo (Saturno) para descubrir lo que está oculto (Escorpio) y poder avanzar (Urano) no será fácil, probablemente algo nos sacuda hasta la médula, pero en oposición a Saturno encontramos el asteroide Melusina en el signo de Leo, que nos muestra la salida.

Melusina, la sirena bicaudada que conoce los secretos de las aguas profundas y oscuras donde se esconden nuestras fantasías y nuestro poder creativo, la que nos conecta con la inspiración, con la memoria de los dones que hemos heredado, con nuestro útero, nos invita a dar rienda suelta a nuestra creatividad y a nuestras fantasías más profundas: así podremos reconectar con el proceso creativo y dar a luz nuevos sueños, pero sólo si miramos en nuestras profundidades y desarraigamos viejas ideas, abriéndonos a nuevas posibilidades, incluso audaces e innovadoras.

Solve et coagula, el lema de la transformación alquímica

Así pues, diría que este momento energético puede compararse con la primera fase del proceso alquímico: la Gran Obra o Magnum Opus es el nombre que recibe el camino alquímico que conduce a la realización de la Piedra Filosofal o Lapis Philosophorum; para lograr la Gran Obra es necesario realizar las transmutaciones alquímicas, que originalmente eran cuatro (Nigredo, Albedo, Citrinitas y Rubedo), pero que a partir de alrededor del siglo XV se redujeron a tres (Nigredo, Albedo y Rubedo).
Esencial para la consecución del Opus es la muerte inicial y la posterior Putrefactio, expresada simbólicamente con la imagen de la semilla que se pudre en la tierra antes de brotar y dar lugar a una nueva vida. Esta fase corresponde a la Nigredo, que representa la fase en la que la materia debe descomponerse para volver a su estado primitivo, a la condición de caos original de la que partió toda la creación; es decir, primero hay que destruir los elementos para recomponerlos después en una síntesis superior.

Así que soltemos el control, rindámonos a la vida, aceptemos el cambio, fluyamos con él y abrámonos a lo nuevo.
Feliz luna nueva, Francesca Zangrandi

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