El novilunio de hoy iniciará un nuevo ciclo lunar bajo el signo de Escorpio y estará acompañado de un eclipse solar parcial.
El Sol y la Luna están en el mismo signo, pero la Luna está entre el Sol y la Tierra, oscureciendo parcialmente al Sol e interrumpiendo así la conciencia solar por un momento. Esto significa que tenemos la oportunidad de tomar conciencia de la cantidad de estrellas que tenemos a nuestro alrededor, además del Sol, y, por tanto, de apartar la mirada de la dirección en la que nos hemos centrado y perseverado durante algún tiempo para mirar otras posibilidades y realidades. En efecto, el tiempo de los eclipses es siempre un espacio de gran movimiento y profundo poder, donde se crean cambios visibles, donde se manifiesta lo que requiere cambio, movimiento y acción concreta.
El Sol y la Luna comparten el mismo grado de Escorpio con Venus, pero también están en conjunción con el Nodo Sur en Escorpio y con Mercurio y los asteroides Psyche y Eros en el signo de Libra. Y en el signo de Tauro, polaridad de Escorpio, encontramos a Urano en conjunción con el Nodo Norte.
El eje Tauro-Escorpio nos habla del ciclo vida-muerte-renacimiento, dándonos la posibilidad de dejar morir aquellas partes de nosotros que ya no nos corresponden y dar paso a otras para que se expandan y se muestren: la vida es muerte y la muerte sólo nos lleva a la vida; si queremos vivir sin morir, moriremos sin vivir. Como nos recuerda el mito de Eros y Tánatos, el primero representando la pulsión de vida y construcción, y el segundo la pulsión de muerte y destrucción.
Pero este eje también nos habla del dolor (Escorpio) y del placer (Tauro). Y estando el Nodo Sur (de dónde venimos, la memoria kármica) en el signo de Escorpio y el Nodo Norte (hacia dónde vamos, el dharma) en el signo de Tauro, se nos invita a dejar atrás ciertas formas destructivas y abrirnos a nuevos valores que sintamos que están en sintonía con lo que somos hoy. También porque esta luna nueva está en estrecha conjunción con Venus, el planeta de los valores, es decir, de lo que es importante para nosotros pero también del valor que nos damos a nosotros mismos. Pero Venus también es el planeta que nos habla de los vínculos, por lo que este novilunio nos invita a mirar nuestros problemas de relación, arrojando luz sobre las tensiones que experimentamos en nuestras relaciones más cercanas, aunque pueda ser incómodo o doloroso. Porque la forma en que hemos construido nuestras relaciones hasta ahora no está funcionando, por lo que es importante darse cuenta de los errores que hemos cometido en el pasado y avanzar en una dirección diferente.
No debemos temer el cambio y la transformación, porque sin muerte no puede haber vida. La naturaleza nunca muere, aunque no lo veamos, la vida continúa en profundidad; en el universo nada se destruye, como tampoco se crea nada, sino que todo se transforma: lo que para la hoja es muerte, para la tierra es alimento y cobertura. Y Luna, Sol y Venus están en cuadratura con Plutón, regente de Escorpio y de este novilunio: Plutón es también el planeta de la madurez del alma, y ahora está transitando los últimos grados de Capricornio, por lo que en los próximos meses marcará el fin de un ciclo.
Tenemos entonces la oportunidad de dejar morir una estructura (sobre todo interna, ¡para que luego el exterior refleje nuestros cambios internos!) que ya no nos refleja, y sobre todo sentar las bases de cómo queremos reconstruir la nueva realidad, para que esté alineada con nuestra verdad. Y en efecto, para los indios americanos, la Madre Clan de este nuevo ciclo lunar es la Mujer Camina Orgullosa, que nos enseña a caminar en la verdad, mostrándonos que las acciones cuentan más que las palabras y que cuando somos los ejemplos vivos de nuestras filosofías, estamos caminando nuestras verdades personales. Y Escorpio es precisamente el signo que va más allá de la superficie porque quiere entender cómo son realmente las cosas: sabe que nada es lo que parece, que lo que vemos es sólo la punta del iceberg y que para entender de verdad las cosas hay que ir a lo más profundo; nos recuerda que sólo enfrentándonos a la verdad podemos soltar de verdad todo lo que ya no nos sirve y transformarnos renaciendo en un nuevo comienzo.
Feliz luna nueva, Francesca Zangrandi