Mañana la Luna se unirá al Sol en el signo de Leo, dando comienzo a un nuevo ciclo lunar. El signo de Leo nos habla de identidad y singularidad: quiere que nos sintamos con derecho a ser nosotros mismos, a expresarnos libremente y a compartirnos con el mundo. No es casualidad que represente al Rey fuerte y valiente que se expresa a sí mismo y a su exclusividad.
Leo es el primer signo que se convierte en un verdadero co-creador de su propia existencia, por lo que es hora de escucharnos a nosotros mismos, de comunicarnos con nuestro corazón y contactar con nuestro niño interior, la divinidad que somos, para experimentar la alegría y el deseo de crear. Nuestro niño interior es el creador del mundo y nos pide que redescubramos la capacidad de disfrutar y, a través de este disfrute, crear nuestra vida. Pero también nos pide que cambiemos nuestra relación con nuestro poder creativo: es hora de desempolvar nuestros talentos, volver a conectar con nuestra alma y dejar que se exprese en toda su belleza y magnificencia, porque Leo nos enseña que todo es posible, y nos invita a no dudar nunca de nosotros mismos ni de nuestros sentimientos, instándonos a escuchar a nuestro corazón y a avanzar con confianza hacia nuestros sueños y deseos.
Además, los dos luminares están en conjunción con Venus y Lilith, la una acompañándonos en el redescubrimiento de la soberanía de nuestro poder creativo y la otra invitándonos a expresarnos y revelarnos en nuestra totalidad, dejando de ocultar ciertos lados considerados tabú, inapropiados o mal vistos en nuestra sociedad.
Por lo tanto, esta luna nueva nos pide que reconozcamos nuestra verdadera esencia y que encontremos el coraje para permitirle expresarse y manifestarse: el Sol en Leo nos habla de afirmación personal, que podríamos comparar con la búsqueda de la piedra filosofal, es decir, la búsqueda del oro, del potencial individual dentro de nosotros mismos, pero junto con la Luna, Venus y Lilith, nos insta a reconectarnos con nuestro centro irradiador, con nuestro corazón, con nuestra fuente original de energía y creatividad, con todo aquello que hace latir nuestro corazón a través de la pasión, y a expresarnos desde allí.
Y los dos luminares forman una cuadratura con Urano y Júpiter en Tauro, invitándonos a saltar al vacío, saliendo de la zona de confort y encontrando el valor para realizar los cambios que tanto deseamos. Nace un nuevo YO, pero destruyendo el viejo YO que ya no refleja nuestra verdad más profunda.
¿Estamos pulsando lo que somos?
¿Hay verdad en nuestros pasos?
¿Por qué y desde dónde hacemos lo que hacemos?
¿Estamos caminando en belleza?
¿Tiene corazón nuestro camino?
¿Estamos expandiendo nuestra luz?
¿Nos conectamos a través de lo que nos ilumina?
Leo es un signo de Fuego, un elemento asociado con el tercer chakra: el Fuego enciende la luz de la conciencia y nos permite activar nuestro poder, dirigiendo nuestras actividades hacia un propósito más elevado; la Tierra (primer chakra) y el Agua (segundo chakra) fluyen hacia abajo, sujetos a la gravedad, pero el Fuego tiende hacia arriba, destruyendo la forma y llevando la energía bruta a una nueva dimensión.
El propósito del tercer chakra es la transformación, así que permitamos que este fuego transforme; utilicémoslo para quemar todo lo que nos impide expresarnos en verdad y permitirnos finalmente abrazar nuestro poder interior y manifestar lo que somos.
Feliz luna nueva, Francesca Zangrandi