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Octubre ha comenzado con la mayoría de los planetas retrógrados, pero a partir de esta semana volverán gradualmente directos: comenzará Plutón, seguido luego por Saturno y finalmente por Júpiter y Mercurio, mientras que Neptuno, Urano y Quirón continuarán en movimiento retrógrado por un tiempo más.
Y mañana comenzará un nuevo ciclo lunar bajo el signo de Libra: Sol, Luna y Marte estarán conjuntos en el mismo grado de Libra, y a unos grados de distancia también están Mercurio y el asteroide Medusa, por lo que la energía de Libra está muy presente.

Entre las diversas enseñanzas que nos aporta Libra, la más profunda es la búsqueda constante del equilibrio: quizá sea el signo que más capta el sentido de la dualidad que rige nuestra dimensión y nos recuerda que definimos todo a partir de su opuesto, que lo identifica y lo contiene, y que por eso mismo ambos extremos son importantes, incluso imprescindibles, para crear equilibrio. Por eso nos invita a encontrar un punto intermedio entre las polaridades, enseñándonos que es precisamente al equilibrarlas que podemos experimentar el centrado y el equilibrio.

En el zodiaco, Libra es el primer signo que se enfrenta a la dimensión de los demás y a la llegada de la oscuridad, por lo que, por un lado, nos da la oportunidad de trabajar las relaciones (de pareja, familiares, de amistad, de trabajo, de colaboración).
¿Qué está desequilibrado en las relaciones con los demás?
¿Cuáles son los desequilibrios y desarmonías que debemos armonizar?
¿Tenemos tendencia a dominar al otro, o damos un paso atrás y le damos siempre la ventaja?
¿Entendemos el punto de vista del otro o damos por sentado que el nuestro es el correcto y no damos cabida a otras posibilidades?

Esta luna nueva, por lo tanto, nos da la oportunidad de trabajar en nuestras relaciones con los demás, pero también en nuestra relación con nosotros mismos, con nuestro interior, y más generalmente con todas las relaciones, porque realmente estamos en relación con todo.
¿Cuál es nuestra relación con nuestras emociones?
¿Con nuestra sombra?
¿Con nuestras creencias?
¿Con los patrones que hemos heredado?
¿Qué relación tenemos con la naturaleza?
¿Con los animales?
¿Con el tiempo?
¿Con el trabajo?
¿Con el estudio?
¿Con la casa?
¿Cuál es la relación con nuestro cuerpo?
¿Con nuestra ciclicidad y nuestro ciclo menstrual?
¿Cómo nos relacionamos con la comida?
¿Con dinero?
¿Con la divinidad?
¿Cómo nos relacionamos con todo lo que nos rodea y con todo lo que entra en contacto?

Por lo tanto, podríamos decir que esta luna nueva va a plantar la semilla de nuevas relaciones o nuevas formas de relacionarse, cambiando incluso los vínculos existentes, empujándonos a relacionarnos de forma más consciente, cerrando con los vínculos basados en la dependencia y el engaño, con las relaciones que no nos hacen sentir seguros. Porque, por un lado, la armonía, la belleza, la justicia, el equilibrio y el amor son características del signo de Libra; y por otro lado, Plutón, el destructor, está a punto de volver directo, dispuesto a empujarnos a grandes cambios y transformaciones.
Marte en Libra nos dice que no podemos avanzar si no hay diálogo, justicia, consenso, contacto con los demás, colaboración y compromiso. Y Venus está terminando su viaje en el signo de Escorpio y al día siguiente la luna nueva entrará en el signo de Sagitario, trayendo libertad y expansión a nuestra nueva forma de relacionarnos.

El Sol, la Luna y Marte se oponen a Quirón en Aries: no sólo tenemos la oportunidad de abrir los ojos sobre cómo vivimos nuestras relaciones, sino que podemos reconocer cuáles son nuestras heridas respecto a las relaciones (recordemos que Quirón es el “sanador herido”), sobre todo vinculadas a las decisiones unilaterales (Aries es individualista, mientras que Libra es el signo que se abre al “nosotros”).
Así que tenemos la oportunidad, por un lado, de profundizar en nuestros vínculos y en nuestras relaciones, abriéndonos a una nueva etapa que implica soltar y desechar todas aquellas experiencias relacionales que nos han hecho construir muros que nos impiden una conexión profunda con nosotros mismos y con los demás, y por otro lado, abrirnos a la reconciliación, superando el dolor, reconociendo que la confrontación y la apertura con los demás trae consigo la sanación, y que los demás tienen los mismos derechos que nosotros.

Para los indios americanos, la Madre Clan de este ciclo lunar es Tejedora del Lienzo, la madre del principio de creación y destrucción, que nos enseña cómo actuar en la verdad, mostrándonos cuándo destruir las limitaciones y empezar a crear algo nuevo. De hecho, la Tejedora del Lienzo es la madre de la creatividad, que nos enseña a utilizar nuestra energía para construir, cambiar o manifestar nuestras necesidades; a crear lo nuevo a partir de lo viejo y a destruir lo que limita la creatividad.

Así que esta energía que nos lleva a reconocer al otro y a entrar en comunicación, dialogando de forma equilibrada, diplomática y con gran apertura a la escucha, nos habla ciertamente de una luna nueva constructiva.
Feliz luna nueva, Francesca Zangrandi

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