Esta noche, pocos minutos antes de la medianoche, comenzará un nuevo ciclo lunar bajo el signo de Libra: el Sol y la Luna se encuentran en los primeros grados del signo y están en conjunción con Mercurio, Venus y el asteroide Eros, que están en los últimos grados de Virgo.
Entre las diversas enseñanzas que nos aporta Libra, la más profunda es la búsqueda constante del equilibrio: quizá sea el signo que más capta el sentido de la dualidad que rige nuestra dimensión y nos recuerda que definimos todo por su opuesto, que lo identifica y lo contiene, y que por eso mismo ambos extremos son importantes, incluso imprescindibles, para crear equilibrio.
Por lo tanto, nos invita a encontrar un camino intermedio entre las polaridades, enseñándonos que es precisamente al equilibrarlas que podemos experimentar el centro y el equilibrio.
En el zodiaco, Libra es el primer signo que se enfrenta a la dimensión de los demás y a la llegada de la oscuridad, por lo que, por un lado, nos da la oportunidad de trabajar en las relaciones uno-a-uno (no sólo en las de pareja).
Por lo tanto, por un lado esta luna nueva va a plantar la semilla de nuevas relaciones o nuevas formas de relacionarse, cambiando incluso los vínculos existentes, empujándonos a relacionarnos de forma más consciente, acabando con los vínculos basados en la dependencia y el engaño, con las relaciones que no nos hacen sentir seguros. Porque, al fin y al cabo, la armonía, la belleza, la justicia, el equilibrio y el amor son características del signo de Libra. Luego Libra es un signo de Aire, por lo que la parte mental está muy acentuada; pero no olvidemos que muchos planetas están retrógrados (Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón y también el asteroide Quirón) y que hemos entrado en la estación oscura del año, por lo que podemos experimentar cierta confusión y desorientación en la toma de decisiones.
Los dos únicos planetas directos son Venus y Marte, el primero en Virgo y el segundo en Géminis, y ambos signos están regidos por Mercurio, que actualmente está retrógrado en el signo de Virgo. Y por cierto, cuando el Sol entró en el signo de Libra marcando así el equinoccio y el comienzo de la nueva estación, el Sol estaba en estrecha conjunción con Mercurio, que estaba en el grado cero de Libra. Así que en este momento la energía de Mercurio se siente con mucha fuerza. Y sabemos que Mercurio en el mito representa a Hermes, el mensajero de los dioses que conectaba el Olimpo con los diferentes reinos, y por tanto tiene que ver con el pensamiento, la palabra y la comunicación. Todo ello tiene mucho que ver con las relaciones y la búsqueda del equilibrio en ellas.
¿Cómo es la comunicación en nuestras relaciones? ¿Conseguimos comunicarnos o nos cerramos y callamos? ¿Conseguimos escuchar y comprender lo que el otro nos comunica? ¿Conseguimos que la otra persona entienda lo que le comunicamos o tenemos que revisar algo en nuestra forma de comunicarnos? ¿Pedimos lo que necesitamos o esperamos que la otra persona lo adivine?
El Sol y la Luna están opuestos a Júpiter en Aries: Aries es la polaridad de Libra; mientras que el lema de Aries es «yo soy», el de Libra es «nosotros somos», es decir, tanto Aries se centra en sí mismo como Libra en complacer las necesidades de los demás. Pero en la necesidad de Libra de agradar al otro, de complacerlo, de hacer que todo sea armonioso y que todos estén bien, a veces se olvida de sí mismo y de sus propias necesidades. Así que Júpiter, por otro lado, nos recuerda que incluso en una relación es importante recordar el «yo soy», sin dejar de lado las propias necesidades y sin anularse por el otro. Sólo así podremos crear relaciones sanas.
Y este trabajo es importante comenzarlo ahora, porque el próximo año, cuando estemos de nuevo en la estación de Libra, los nodos lunares ya habrán cambiado de signo: el Nodo Sur estará en el signo de Libra y el Nodo Norte en el signo de Aries. Mientras que el Nodo Sur representa de dónde venimos, es decir, la memoria kármica, lo que conocemos bien y lo que nos pertenece, el Nodo Norte representa hacia dónde vamos, es decir, la dirección que nos permitirá evolucionar a través de sus retos y enseñanzas. Así que se nos pedirá que nos acerquemos cada vez más al «yo soy», a nuestra autenticidad, dejando de escondernos en la multitud, para hacer resaltar nuestras cualidades y singularidad.
Pero el trabajo debe comenzar ahora. Y no es casualidad que para los indios americanos, la Madre Clan de este ciclo lunar sea la Tejedora del Lienzo, la madre del principio de creación y destrucción, que nos enseña cómo actuar en la verdad, mostrándonos cuándo destruir las limitaciones y empezar a crear algo nuevo. De hecho, la Tejedora del Lienzo es la madre de la creatividad, que nos enseña a utilizar nuestra energía para construir, cambiar o manifestar nuestras necesidades; a crear lo nuevo a partir de lo viejo y a destruir lo que limita la creatividad. No se trata de apartar a los demás, sino de encontrar un equilibrio entre nuestras necesidades y las de los demás, porque al fin y al cabo, la relación más importante es siempre la que tenemos con nosotros mismos. Y todas las demás relaciones son sólo un espejo de eso.
Feliz luna nueva, Francesca Zangrandi