Mañana nos acompañará una luna nueva en el signo de Libra, así que el Sol y la Luna estarán en este signo.
Entre las diversas enseñanzas que nos da Libra, la más profunda es la búsqueda constante del equilibrio: tal vez sea el signo que más de todos capta el sentido de dualidad que rige nuestra dimensión y nos recuerda que todo lo definimos según su opuesto, que lo identifica y lo contiene, y que por esta misma razón ambos extremos son importantes, incluso indispensables, para crear el equilibrio. Así que nos invita a encontrar un camino intermedio entre las polaridades, enseñándonos que es precisamente a partir de su equilibrio que podemos experimentar el centro y el equilibrio.
En el Zodíaco, Libra es el primer signo en confrontarse con la dimensión de los demás y la llegada de la oscuridad, por lo que por un lado nos da la oportunidad de trabajar en las relaciones (pareja, familia, amistad, trabajo, colaboración).
¿Qué es lo que no está en equilibrio en las relaciones con los demás? ¿Cuáles son los desequilibrios y desarmonías que debemos armonizar? ¿Tendemos a prevalecer sobre el otro o quizás damos un paso atrás y siempre se lo damos? ¿Entendemos el punto de vista de los demás o damos por sentado que el nuestro es el correcto y no damos lugar a otras posibilidades?
Esta luna nos está pidiendo que demos a luz algo nuevo, y puede ser una nueva relación, pero también puede ser una nueva etapa en las relaciones existentes.
¿Por qué queremos empezar una nueva relación o por qué queremos continuar con la que ya tenemos? Si la relación ya ha durado tanto tiempo, ¿cuál es el vínculo? ¿Por qué queremos estar con esta persona? ¿Hay algún tipo de interés o realmente queremos estar con esta persona sin motivos ocultos?
Esta luna nueva, por lo tanto, nos da la oportunidad de trabajar en las relaciones con los demás, ya sea de amor, familia, amistad, trabajo o cualquier otra cosa; pero también en la relación con nosotros mismos, con nuestro interior. Y en general con todas las relaciones, porque realmente estamos en relación con todo: ¿qué relación tenemos con nuestras emociones? ¿Con nuestra sombra? ¿Con nuestras creencias? ¿Con los patrones que hemos heredado? ¿Qué relación tenemos con la naturaleza? ¿Con los animales? ¿Con el tiempo? ¿Con el trabajo? ¿Con el estudio? ¿Con la casa? ¿Cómo nos relacionamos con nuestros cuerpos? ¿Con nuestra ciclicidad y nuestro ciclo menstrual? ¿Cómo nos relacionamos con la comida? ¿Con el dinero? ¿Con la divinidad? ¿Cómo nos relacionamos con todo lo que nos rodea y con todo con lo que entramos en contacto?
Tenemos la oportunidad de profundizar nuestros lazos y relaciones abriéndonos a una nueva fase que implica dejar ir y desechar todas esas experiencias relacionales que nos han hecho construir los muros que nos impiden una profunda conexión con nosotros mismos y con el otro.
Esta luna nos da la oportunidad de entender lo que podemos hacer para atraer mejores personas y situaciones en nuestras vidas, y nos invita a hacer un trabajo interno que nos permita atraer lo que queremos, porque después de todo atraemos lo que emanamos. Así que no sólo podemos pedirle al universo, sino que también debemos actuar.
Libra es también el signo de la elección, de las decisiones, y en cierto sentido esta luna es una anticipación de lo que experimentaremos cuando Saturno y Júpiter estarán en el signo de Acuario: nos obliga a buscar modelos y soluciones más comunicativas, más horizontales, menos verticales (típico de Capricornio), y con menos comparación (típico de Marte en Aries). Así que en esta luna nueva plantamos la semilla de la racionalidad, el equilibrio, la armonía, la paz y la justicia.
Entre otras cosas, Mercurio ha comenzado su tercera y última fase retrógrada del año, esta vez en el signo de Escorpio. Este año sus movimientos retrógrados se han producido todos en los signos del elemento Agua: a finales del pasado invierno en el signo de Piscis, a principios del verano en el signo de Cáncer y ahora, a mediados del otoño, en el signo de Escorpio. El elemento en el que se producen las retrogradaciones nos dice mucho sobre las enseñanzas que nos traen, y sabemos que el elemento Agua nos habla principalmente de las emociones.
Mercurio es el planeta más cercano al Sol y que se mueve más rápido, y en el mito representa a Hermes, el mensajero de los Dioses que puso al Olimpo en comunicación con los diferentes Reinos; así que podemos decir que Mercurio tiene que ver con todo lo relacionado con lo mental y la comunicación. Y siendo ahora retrógrado, nos pide que vayamos más despacio y nos tomemos el tiempo para revisar algunas cosas del pasado y escuchar el mensaje que nos trajeron.
Y como ahora está en Escorpio, el signo que busca la verdad, como un detective nos insta a investigar la dinámica de los hechos, tratando de arrojar luz sobre todo lo que se esconde en las profundidades; nos pide que miremos nuestros miedos, nuestras heridas, nuestros traumas, nuestros dolores, nuestras frustraciones, y que abracemos esta parte vulnerable nuestra aprendiendo e integrando su medicina.
Mercurio retrógrado nos da la oportunidad de hacer un gran trabajo interior, llevando el proceso de toma de decisiones al profundo abismo de la mente; nos ayuda a dejar atrás viejos conceptos e ideas, pero al mismo tiempo nos ayuda a redefinir y redefinirnos a nosotros mismos. Esta aparente ralentización nos impulsa a mirar dentro nuestro y recordar que las palabras siempre tienen peso, y que somos responsables de lo que decimos y de cómo lo decimos.
Mercurio es el planeta del pensamiento, del habla, de la comunicación, por lo que uno de los mensajes que nos trajo las retrogradaciones de este año es aprender a comunicarnos no sólo con la lógica, sino también usando lenguajes alternativos como las emociones, la sensibilidad, la empatía, la intuición.
¡Feliz luna nueva de unificación, y que la intuición se despierte en cada uno de nosotros! Francesca Zangrandi