Aquí estamos en la recta final de este 2020 de desmontaje, y mañana nos acompañará la última luna nueva del año, que estará en el signo de Sagitario: no sólo el Sol y la Luna estarán en el signo, sino también Mercurio y el Nodo Sur, por lo que la energía sagitariana estará muy presente.
Sagitario es el último signo del elemento Fuego, pero su fuego no es el impetuoso de Aries, interesado en la conquista, ni el fuego radiante y fuerte de Leo, atento a la magnificencia del ego; en el fuego de Sagitario prevalecen la iniciativa de Aries y el coraje de Leo, pero es un fuego menos material y más espiritual, que conduce a la iluminación.
De hecho, Sagitario es el signo que nos lleva al lado espiritual de la vida; nos exhorta a ser honestos y veraces sobre nuestro propósito en la vida, y nos desafía a actuar en consecuencia.
La figura mitológica que lo representa es el centauro, mitad hombre y mitad caballo, representado en el acto de disparar una flecha al cielo: esa flecha apunta hacia arriba, hacia un punto distante, hacia una meta, denotando el deseo de evolución que hay en cada uno de nosotros y la ambición que siempre nos dirige hacia nuevas metas; pero mientras la parte humana se dirige hacia un objetivo, la parte animal permanece firmemente arraigada al suelo, manteniendo un vínculo con el mundo material (que es la parte esencial de la experiencia humana) y recordándonos que el instinto y la razón pueden encontrar un equilibrio.
Además, esta luna nueva estará acompañada de un eclipse solar. Los eclipses nos hablan de nuevos comienzos, de entrar en nuevas energías y vibraciones, pero éste nos hablará de salida y será un gran adiós. De hecho, amplificará la energía transformadora que hemos experimentado a lo largo del año y nos empujará a cerrar con todo lo que ha quedado inconcluso, para que lleguemos al nuevo año más ligeros y con una nueva vibración.
En particular, esta luna nueva con eclipse nos habla de salir de creencias limitantes, formas de pensamiento anticuadas, patrones de comportamiento repetitivos, por lo que es un momento ideal para liberarnos de creencias desgastadas e inútiles, emociones tóxicas, y para encontrar el coraje de dejar el pasado atrás de una vez por todas.
Comienza un período fructífero para hacer un balance de nuestras vidas, en preparación de nuevas metas y objetivos para el próximo año: ¿qué estamos buscando realmente y honestamente en nuestras vidas? Estamos en una encrucijada: tenemos que decidir si hacemos lo que siempre hemos hecho o consideramos hacer las cosas de manera diferente. Y recordemonos que las cosas que una vez pensamos que eran imposibles, pueden convertirse en realidad; y si somos lo suficientemente valientes para darnos una oportunidad, el universo nos dará una gran recompensa!
Y Júpiter, gobernante de Sagitario, es el planeta de la expansión: ¿qué patrones mentales queremos expandir y cuáles necesitan ser cambiados para que no se expandan más?
¿A quién le estamos dando autoridad? ¿En quién confiamos? Porque las imágenes idealizadas que tenemos de los demás se desvanecerán, nos daremos cuenta de que no se corresponden con las ideas que tenemos de ellos. De hecho, el eje Sagitario-Géminis no sólo nos da la oportunidad de dejar ir esas creencias que pensábamos que eran verdades absolutas y que de alguna manera nos están limitando, sino que también nos aleja de la verdad dictada por los gurús o todos aquellos que hemos idealizado, y nos acerca cada vez más a nuestro maestro interior y a nuestra propia verdad.
Sagitario nos habla también de la libertad de ser nosotros mismos, de sentirnos merecedores de esta libertad, de ser dueños de nuestro propio camino y de nuestra propia vida. Lo que sabemos no tiene por qué ser algo que hemos leído, oído o visto, sino algo que hemos experimentado y visto que funciona para nosotros, es nuestra verdad.
Este eclipse nos ayudará a deshacernos de todas esas «verdades» (creencias) que en realidad no lo son, pero que forman parte del ego sagitariano: identificaciones creadas por la mente conceptual que nos limitan y nos separan de nosotros mismos, de nuestra identidad y de los demás. Y gradualmente comprenderemos que todos somos maestros, que todos tenemos algo que enseñar y que nadie tiene la verdad absoluta, sino que cada uno de nosotros descubre su propia verdad al caminar por la vida.
Feliz luna nueva, Francesca Zangrandi