Hoy es luna nueva en Acuario, signo de Aire.
En algunas culturas, el ciclo lunar del mes de febrero se denomina «luna inmaculada», del latín «immaculatus», «in-macula», que significa sin mancha o sin procesar. La Diosa Doncella aún no ha dado a luz y lleva la semilla de la transformación en su vientre.
De hecho, Acuario es un signo que nos invita a tomar una nueva dirección y proporciona una nueva visión de las cosas: tradicionalmente se representa con un hombre que lleva una ánfora (a veces dos) desde la que se vierte en el suelo el agua, símbolo de bendición y protección. Todavía es invierno y hace frío, pero los días se hacen más largos; la tierra todavía está desnuda, pero pronto dará sus primeros signos de renacimiento; y el anuncio del renacimiento de la primavera hace de Acuario un signo proyectado hacia el futuro, dirigido a crear y hacer planes.
Sol, Luna y Mercurio hacen una conjunción en el signo de Acuario, que está dominado por dos planetas, Saturno y Urano, que abren la puerta a la dimensión más profunda de nuestro ser. Como la naturaleza en este momento se retrae completamente en sí misma para contemplar sus tesoros ocultos para luego sacarlos a la luz en el momento oportuno, así la energía de Saturno y Urano se manifiesta en nosotros: a la preparación y concentración de Saturno sigue la acción y la manifestación de Urano, y así sucesivamente, en una alternancia necesaria para la realización de nuestro potencial presente desde el nacimiento y latente hasta que lo despertemos.
Por lo tanto, estamos llamados a involucrarnos y dar voz a nuestras ideas para que tomen forma y se concreten.
Urano está terminando su permanencia en el signo de Aries, y con la próxima luna nueva de marzo entrará en el signo de Tauro, donde permanecerá durante siete años, revolucionando la base de nuestra seguridad material y la relación que tenemos con nuestros recursos y medios.
Urano en Tauro nos lleva a un cambio radical de valores: Urano tiene el mismo origen etimológico que el «huracán» y esta es precisamente la imagen que evoca. La raíz «ur» es muy antigua: Ur era el nombre de una antigua ciudad mesopotámica (en el sur de Irak actual) de 3000 antes de Cristo cuyo descubrimiento reveló al mundo los esplendores de las civilizaciones sumeria y babilónica.
Ur es también la segunda letra de las Runas: en todas las versiones rúnicas, excepto la antigua nórdica, esta runa es un símbolo de la fuerza primitiva, que aparece en forma de un animal salvaje, ahora extinto, llamado uro (Bos primigenius). Al igual que las cualidades del uro, ur encarna la fuerza indomable, la perseverancia y la fuerza vital que se esconden detrás del potencial creativo.
Entonces, abrámonos a una nueva visión de nuestra realidad; miremos hacia el futuro y preparémonos para realinearnos con nuestros deseos y nuestra verdadera naturaleza.
Feliz luna nueva, Francesca Zangrandi