Mañana habrá luna nueva en el signo de Acuario: no sólo el Sol y la Luna están en el signo, sino también Mercurio retrógrado, Saturno, Júpiter y Venus (estos dos últimos conjuntos), además del asteroide Pallas. Así que la energía de Acuario es muy fuerte y nos invita a salir de nuestra zona de confort, a tomar una nueva dirección dándonos una nueva visión de las cosas y abriéndonos al cambio.
De hecho, Acuario se representa con un hombre que lleva un ánfora (a veces dos) de la que se vierte agua en el suelo, símbolo de bendición y protección. Todavía es invierno y hace frío, pero los días se alargan; la tierra sigue desnuda, pero pronto dará sus primeros signos de renacimiento; y el anuncio del renacimiento primaveral hace de Acuario un signo proyectado hacia el futuro, llevado a crear y hacer planes.
Así que es hora de avanzar hacia una nueva realidad, pero para crear esta nueva realidad que deseamos, es necesario traer nuestras ideas a la tierra, anclarlas y manifestarlas. Pero con esta gran concentración de planetas en el signo de Acuario, el riesgo es quedarse en la mente, y el exceso de energía mental es contraproducente, nos desconecta de lo que somos; por eso es importante entrar en contacto con la Tierra y con nuestro cuerpo.
Además, la fuerte influencia de Acuario podría llevarnos a perseguir lo que queremos hacer, realizar, alcanzar, alejándonos del presente, del placer que sentimos en el aquí y ahora, de nuestro propio cuerpo; por eso, repito, es importante redescubrir la conexión con la Tierra y con nuestro cuerpo.
La Madre Can de este ciclo lunar es la Guardiana de la Sabiduría, la que nos recuerda que la historia de todo lo que ha sucedido en el planeta está forjada en piedra y que la Madre Tierra está dispuesta a transmitir las memorias a quienes deseen aprenderlas. Esta Madre Clan también nos enseña que todo lo que hemos vivido puede ser sacado de los cajones de la memoria en cualquier momento para darnos apoyo y ayuda en cada lección de la vida. Por último, la Guardiana de la Sabiduría nos recuerda que, cuando prestamos atención al aquí y al ahora, no nos perdemos en preocupaciones sobre el pasado o el futuro, y que es estando plenamente en el presente que podemos aprender el arte de expandirnos a través del autodesarrollo.
Así que centrémonos en el aquí y ahora y contactemos con nuestro cuerpo; habitar el cuerpo nos conecta con nuestra alma, con nuestra verdad, con nuestra esencia. Y cuanto más experimentamos nuestra esencia, más nos sentimos nuevos; pero al mismo tiempo percibimos que la esencia no es nueva, ya que siempre ha estado dentro de nosotros. Y al expresar nuestra esencia, entramos en la armonía del universo y conectamos con la totalidad.
Y pasado mañana, 12 de febrero, se celebra el Año Nuevo chino, que no tiene una fecha fija porque sigue el calendario lunar y coincide con la segunda luna nueva después del solsticio de invierno.
El Año Nuevo Chino, también conocido como el Festival de Primavera o Año Nuevo Lunar, es el festival más importante del año en China, tanto que el período festivo dura dieciséis días: se reúnen en familia, hacen ofrendas a las deidades y los antepasados , limpian la casa para eliminar lo viejo y dejar espacio para la felicidad y la fortuna que trae el nuevo año, etc…
El origen del Año Nuevo chino se remonta a una leyenda de una época lejana, en la que vivió en China (en las profundidades del mar o en las montañas) el monstruo Nian que, una vez al año, salía de su escondite para cazar humanos y en particular los niños. La leyenda dice que el monstruo tenía dos debilidades: el color rojo y los ruidos fuertes.
Por esta razón, el rojo se ha convertido en el color del Año Nuevo chino (todo está decorado de rojo, el color del buen presagio, y en todas partes hay linternas rojas), y la tradición ofrece muchas actividades “ruidosas”, como canciones, bailes, música, fuegos artificiales y petardos.
En la tradición china, en los diferentes años se asignan cíclicamente doce animales diferentes: la leyenda dice que estos animales (el ratón, el buey, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el caballo, la cabra, el mono, el gallo, el perro y el cerdo) fueron seleccionados cuando respondieron a la llamada del Buda.
Estos animales están conectados a la vida cotidiana de los antiguos chinos o, sin embargo, son importantes en la cultura tradicional por su significado simbólico; y se suceden en un orden muy preciso, determinado por la alternancia de yin y yang.
Dejamos el signo del Ratón, el primer animal del zodiaco chino, asociado a la abundancia de agua, la fertilidad y la prosperidad económica; simboliza la nueva vida, los nuevos comienzos y el crecimiento de todo lo que se ha trabajado durante años. Y entraremos en el año del Buey.
Según la teoría de los elementos, cada signo del zodiaco se asocia cíclicamente con uno de los cinco elementos, y este año se asocia con el elemento Metal. El signo del Buey se asocia con la paciencia, de hecho este animal es trabajador, metódico, incansable, es capaz de superar todo tipo de dificultades y de alcanzar cimas muy altas de éxito con el trabajo duro, la capacidad de planificar y perseverar.
Así que este año se nos pedirá que seamos pacientes y responsables, que nos esforcemos por conseguir nuestros deseos. Pero al fin y al cabo estamos en un año cinco, el número de la autoexpresión y la conciencia de ser creadores; es el número de la manifestación, el puente entre la materia y el espíritu, que nos recuerda que manifestamos a través del cuerpo (el mensaje místico del número cinco según las enseñanzas de Yeshua es «La manifestación de los Cinco Elementos a través del cuerpo»).
Ahava, Francesca Zangrandi
PD. Dentro de poco empezaré a enviar el boletín en español, donde os mantendré actualizados sobre la situación energética y astrológica que estamos viviendo y las actividades que propondré. Así que si te interesa, puedes suscribirte aquí: www.quintadimensione.net