A última hora de la mañana se perfeccionará el primer cuarto lunar en el signo de Acuario.
Por un lado la Luna en Acuario y por otro el Sol en Escorpio: por un lado proyección hacia el futuro, innovación, progreso, libertad; y por otro introspección, búsqueda de la verdad, transformación, eliminación y regeneración.
Acuario y Escorpio son signos fijos, es decir, se encuentran en la fase media de las estaciones, cuando las energías se estabilizan. Los signos fijos continúan con los proyectos iniciados por los signos cardinales, que inician las estaciones, pero no les gustan mucho los cambios y difícilmente abandonan una creencia o una idea. Esto puede parecer una contradicción si pensamos en las características de Acuario y Escorpio mencionadas anteriormente, pero en realidad indica que son signos muy tercos, decididos, obstinados, perseverantes e inflexibles. Y, por tanto, poco proclives a aceptar críticas, consejos y cambios que consideren que pueden interferir en la consecución de su objetivo.
Evidentemente, cada signo tiene sus peculiaridades, y en este caso por un lado tenemos a Acuario, que es un signo de Aire y por tanto mitiga estas resistencias con la virtud de la ligereza; y por otro lado tenemos a Escorpio, un signo de Agua que tiende a ser turbio, corriendo el riesgo de lastrar este aspecto de inflexibilidad.
La Luna está en conjunción con Saturno, el planeta del karma, asociado al pasado, la familia y los antepasados, pero también considerado el planeta de la responsabilidad, el severo maestro que nos pone a prueba para darnos la oportunidad de crecer y evolucionar, y asociado a la estructura, la estabilidad, los límites, la resistencia y la coherencia. Pero Saturno está en Piscis, el signo que en realidad no tiene límites y se disuelve en el todo. Así que, de alguna manera, nos está invitando a dar estructura y contención a nuestras emociones, y a construir algo sólido y duradero a partir de nuestro potencial creativo, nuestra intuición o nuestra capacidad de conectar con algo más grande y elevado que nosotros mismos.
El Sol, por su parte, está en conjunción con Marte y el asteroide Ceres.
La conjunción entre el Sol y Marte se perfeccionó el sábado por la mañana, pero ambos seguirán caminando juntos durante un tiempo más. Ambos se conjuntan cada 26 meses aproximadamente, iniciando un nuevo ciclo de Marte: en octubre de 2021 comenzó un ciclo en el signo de Libra, en el que Marte nos acompañó a encontrar formas de utilizar la fuerza con equilibrio y en favor de la justicia; y ahora ha comenzado un ciclo en el signo de Escorpio, donde Marte nos acompañará a desprendernos de viejas armaduras para ser realmente nosotros mismos.
El asteroide Ceres representa a la diosa itálica de la vegetación que más tarde se identificó con la diosa griega Deméter, y a Isis, que representa a la gran diosa de la maternidad y la fertilidad en la mitología egipcia. Ceres nos habla de la necesidad de alimentar y proteger, pero también del luto y de la posibilidad de destruir todo lo que se encuentra en el camino para recuperar lo perdido: ¿recuerdas que en el mito Deméter tuvo que llegar a un acuerdo con Hades para recuperar a su hija Perséfone durante medio año? E Isis nos habla de la necesidad de reunir y unificar para crear un ser completo, de volver a ensamblar las partes de cosas separadas en un nuevo todo, de buscar la totalidad o la culminación: ¿recuerdas que en el mito Isis tuvo que recorrer la tierra en busca de las partes desmembradas del cuerpo de su marido Osiris, después de que su celoso hermano Set lo hubiera despedazado? Así que, de alguna manera, se nos invita a procesarlo todo y a elegir entre convertirlo en medicina que traiga transformación y sanación, o en veneno que traiga la muerte a todo aquello con lo que ya no resuena y, por tanto, no tiene razón de permanecer en nuestras vidas.
Que sea un feliz comienzo de semana, Francesca Zangrandi
PD. Todavía estoy experimentando una gran transformación, pero pronto habrá grandes noticias para los hispanohablantes. ¡Suscríbete al boletín para no perderte ninguna novedad!