Nos encontramos entre el eclipse solar que tuvo lugar la semana pasada y el eclipse lunar que se producirá la semana que viene. La Luna está creciendo gradualmente mientras transita por el signo de Cáncer, y el jueves por la noche se perfeccionará el primer cuarto lunar en el signo de Leo. Por un lado la Luna en Leo, signo de Fuego, y por otro el Sol en Tauro, signo de Tierra: ambos son signos fijos, por lo que podemos tener la impresión de que la energía se estanca un poco.
Todos los planetas están en una mitad del zodíaco: lo hemos visto a menudo en los últimos años, y esta energía nos habla de separación, de división, no sólo externa, sino también interna. ¿Dónde percibimos separación en nuestras vidas? ¿En qué áreas de nuestra vida necesitamos recuperar el equilibrio? ¿Cómo y dónde percibimos esta división en nuestro interior? ¿Están equilibrados el masculino y el femenino internos?
Y la mayor concentración de planetas se encuentra en el signo de Tauro, donde, además del Sol, también encontramos a Mercurio y Urano, más el Nodo Norte y los asteroides Vesta y Juno (este último más aislado de todos los demás, por tanto fuera del stellium). Así que, de alguna manera, se nos pide que prestemos mucha atención al cuerpo, al sentimiento, al placer, al valor, pero también a la estabilidad (incluso a la estabilidad económica). ¿Qué nos hace sentir estables? ¿Qué nos da seguridad? ¿Estas cosas dependen de nosotros o de otra persona? ¿Qué podríamos cambiar en nuestras vidas o hábitos para sentirnos más seguros? Porque Urano en Tauro nos habla de un cambio, de una reevaluación de algo, de la pérdida de las apariencias, y pone en juego la cuestión de los valores personales, las seguridades materiales (dinero y bienes materiales) y las afectivas.
Y el Sol forma una cuadratura en T con Luna y Lilith en Leo, además de Plutón en Acuario, recordándonos que estamos viviendo un momento de gran intensidad y transformación, en el que pueden aflorar heridas, rabia y miedos. Pero sabemos que toda gran transformación va seguida de un nuevo renacimiento. Así que dejémonos guiar por la invitación de la Luna en Leo, un signo que nos pone de nuevo en contacto con nuestro niño interior, abrazando la creatividad y la ligereza, pero que también nos habla de la autoexpresión, recordándonos lo importante que es encontrar una manera de expresarnos con autenticidad. Francesca Zangrandi
