Mañana por la mañana se perfeccionará el primer cuarto lunar, que se produce cuando la Luna forma una cuadratura con el Sol. Por un lado, la Luna en Virgo, signo de Tierra, y por otro el Sol en Géminis, signo de Aire: por un lado, la necesidad de orden, prudencia, sentido práctico y control, y por otro la urgencia de ligereza, dinamismo, cambio y despreocupación.
Ambos signos están regidos por el planeta Mercurio, así que es como si esta cuadratura nos mostrara las diferencias entre las dos caras de Mercurio: Géminis es el joven ingenioso y encantador, parlanchín y viajero, que nos muestra el lado travieso y a veces algo tramposo de Mercurio; mientras que Virgo representa el lado práctico de Mercurio, con su organización, sentido de los negocios, sentido práctico y rigor.
Mercurio está en conjunción muy estrecha con el Sol, y los dos están a sólo tres grados de Venus. Los tres no sólo están en cuadratura con la Luna en Virgo, sino también con Saturno en Piscis, formando una cuadratura en T: si los dos luminares, bajo la influencia de Mercurio, nos quieren hacer creer que saber qué dirección tomar es una cuestión de sentido lógico, en cambio Saturno nos recuerda que no es tan fácil. De hecho, Saturno en Piscis es como un balde de agua fría sobre los supuestos sueños y visiones utópicas: se acabaron las idealizaciones evasivas, los autoengaños y las fantasías anestesiantes que pueden contrarrestar la llamada de Saturno a la Tierra; la invitación es a no huir (ni siquiera con la mente y los pensamientos), a permanecer presentes, con todo lo que ello conlleva a nivel somático y emocional; es a reconocernos y aceptar que encarnamos lo que somos, sin más excusas ni máscaras para tapar nuestra verdad.
Todo esto es maravilloso, pero, por supuesto, eso no significa que no pueda ser doloroso.
La salida de esta cuadratura en T está frente al Sol, en Sagitario, el último signo del elemento Fuego, cuyo fuego espiritual conduce a la iluminación. De hecho, Sagitario es el signo que nos conduce al lado espiritual de la vida; nos insta a ser honestos y veraces sobre nuestro propósito en la vida, y nos desafía a actuar en consecuencia.
¿Cuál es nuestra verdad?
¿Cuál es el servicio que prestamos en esta encarnación?
¿Qué es lo que siempre hemos querido hacer y no nos hemos permitido?
Como dijo Les Brown: «Si te pones en una posición en la que tienes que salir de tu zona de confort, te obligas a expandir tu conciencia». Así que adelante sin miedo hacia la autenticidad, dejando lo conocido para abrirnos totalmente a nosotros mismos y a nuestra alma, Francesca Zangrandi