Columna “Lunes de mujeres”: EL PODER APOTROPAICO DE LA VULVA

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Aquí estamos en la octava cita de la columna “Lunes de mujeres”, que sale cada primer lunes del mes (si te has perdido los artículos anteriores, en la parte inferior encontrarás los enlaces para acceder directamente); en los últimos meses, hemos hablado sobre los genitales externos, viendo cuánto en otras culturas se consideran el portal divino de nuestro cuerpo templo y cuánto en cambio en nuestra sociedad hay demasiados mensajes desviados sobre nuestro cuerpo y las diversas formas que puede tomar, que a menudo nos llevan a no ser conscientes de nuestro cuerpo e intimidad, e incluso a considerarlo incorrecto porque no corresponde a lo «normal».

Pero, ¿cuál es esta «normalidad»? ¿Quién decide qué es normal y qué no? Si se emprende un viaje para descubrir los genitales femeninos, tanto a través de la ciencia, la medicina, la anatomía, la antropología, la literatura, la mitología y el arte, se descubrirá cuánto influye la cultura y ha influido en cada área, incluido el científico. Se cree que la ciencia es una disciplina objetiva, que proporciona información precisa sobre un objeto o una idea, sin verse mínimamente influenciada por las emociones o percepciones personales o sociales; pero en realidad este no es siempre el caso. La cultura y la religión a menudo juegan un papel importante.
Y hoy en día, en lo que respecta a la imagen de los genitales, la industria pornográfica juega un papel no indiferente y, en general, la representación que nos pasa no considera en absoluto las variedades de la vulva, sino que crea una efigie desinfectada, neutralizada y perfeccionada quirúrgicamente. Por lo general, está depilada y los labios menores nunca exceden una cierta longitud, por lo que es una imagen bastante reductora y limitada; sin embargo, para muchos hombres y mujeres estas caricaturas se están convirtiendo en la única imagen a la que hay que adaptarse de alguna manera.

Entonces, la única forma es hacer una investigación en varios campos, como el arte, la historia y la ciencia, para ver diferentes culturas e idiomas, donde los genitales femeninos han sido retratados de otra manera, entendiendo y apreciando varios puntos de vista , y así alejarse de los peligros de estar cerrado desde una sola perspectiva.
En los últimos meses ya había dicho que la vulva también se llama con otro nombre, incluso si ahora ha caído en desuso: pudendo muliebre. Este extraño nombre deriva del verbo latino «pudere», que significa «estar avergonzado», lo que nos lleva de vuelta a la idea de algo de lo que estamos avergonzados o tenemos que avergonzarnos. Y las connotaciones modernas de este tipo también se encuentran en otros idiomas europeos, en particular en alemán, donde los términos relacionados con los genitales femeninos incluyen «schamscheide», que literalmente significa «vaina de la vergüenza». «Scheide» está por vaina y «scham» por vergüenza, pero «scham» también se usa para nombrar los genitales; entonces el vello púbico se llama «schamhaar» y los labios de los genitales se llaman «schamlippen».

Sin embargo, los estudiosos etimológicos sostienen que la palabra «pudendum» no siempre tuvo un sentido de vergüenza. Cuando fue usado por primera vez por el filósofo Séneca, no tenía connotaciones similares, por el contrario, indicaba los genitales de hombres y mujeres de manera neutral, y fue sólo con el cristianismo que los órganos sexuales, especialmente femeninos, se asociaron con la vergüenza.
De hecho, las palabras a lo largo del tiempo cambian de significado, reflejando claramente cuáles son las actitudes dominantes de las distintas épocas, y si analizamos los términos utilizados para describir los genitales antes del cristianismo, está claro que incluso el mundo occidental no ponía los genitales femeninos en una luz tan negativa.

Por ejemplo, en la Grecia clásica Hipócrates, Aristóteles y Homero se refirieron a los genitales femeninos usando el término «aidoion», que no contiene un juicio negativo en absoluto. De hecho, es una palabra griega arcaica que indica genitales femeninos y masculinos, incluso si se usa principalmente para los femeninos; generalmente se traduce en términos que implican vergüenza y miedo, pero en realidad también indica respeto y temor reverencial, y en su uso primitivo no tiene connotaciones vergonzosas.
La ambivalencia de la palabra también se refleja en sus derivados: por ejemplo, «aideomai» puede significar «sentir vergüenza», pero también «temer» o «sentir respeto»; y «aidoios», un adjetivo que a menudo se usaba para las mujeres, significaba «digno de respeto», y también indicaba temor reverente frente a lo que es sagrado y poderoso.

¿Y no podría esta sensación de respeto y asombro estar relacionada con las antiguas emociones que despertaba la exposición de la vagina?
«Anásyrma», «anasyrmós» o «anasyromai» son términos griegos que significan «falda arriba, levantar ropa» y que se utilizan para designar un gesto ritual arcaico en el que las mujeres, alzando los bordes de sus faldas, muestran su vulva. Este gesto es mencionado y representado en muchas culturas, en todo el mundo, y aunque hoy en día puede parecer un gesto extraño e indignante, no se trata de pornografía o simple diversión. En realidad, en las mitologías de diversas culturas, este gesto siempre ha asumido dos significados diferentes: por un lado, tiene un poder apotropaico, es decir, es capaz de evitar o cancelar las influencias malignas; y por el otro promueve la fertilidad y la abundancia.

De hecho, durante siglos se creía que los genitales femeninos tenían poderes mágicos: una mujer que exhibía deliberadamente su vulva desnuda tenía el poder de prevenir desgracias, mantener alejados a los espíritus malignos o los fenómenos meteorológicos, aterrorizar a las bestias o enemigos feroces, e incluso dioses.
Por ejemplo, en un grabado de 1700 que Charles Eisen hizo para la edición «Fábulas» de Jean de la Fontaine, se puede ver claramente a una mujer de pie, segura de sí misma, que levanta su falda y muestra la vulva al diablo; la historia cuenta que de esta manera derrotó al diablo y salvó su propia aldea. Pero los cuentos en los que hablamos de mujeres que muestran su sexo para obtener un cierto efecto no sólo se encuentran en un período histórico particular o en una cultura específica, sino que se extienden en el tiempo y el espacio, desde el pasado más lejano hasta el presente.

Grabado de Charles Eisen para la edición «Fábulas» de Jean de la Fontaine

Plinio el Viejo, escritor y filósofo del primer siglo d.C., escribió que sólo al mostrar sus genitales las mujeres tienen el poder de detener las tormentas. Incluso según una leyenda de los Balcanes, las mujeres pueden asustar a los dioses y hacer que la lluvia se detenga levantando las faldas.
En la obra «Mulierum virtutes» («Sobre las virtudes de las mujeres») Plutarco habla de un grupo de mujeres que, levantando todas juntas sus ropas, cambiaron los resultados de una guerra: durante una batalla, los persas, desanimados por el avance de las fuerzas enemigas, deciden darle la espalda al oponente y huir, pero son bloqueados por un grupo de mujeres que los acusan de ser cobardes; las persas levantan sus ropas exponiendo su desnudez ante los hombres, quienes, llenos de vergüenza, regresan para enfrentar al enemigo y vencerlo.

Casi diecinueve siglos después, el 23 de septiembre de 1977, en el periódico «Irish Times», Walter Mahon-Smith cuenta que fue testigo por accidente de un choque entre dos familias de pequeños agricultores que habían estado involucrados en una disputa por generaciones: los hombres de una de estas familias, armados con horcas y palos pesados, atacaron la casa de la familia enemiga, y una mujer salió de la casa, se levantó la falda y la enagua y los enemigos huyeron aterrorizados.
En 2002 cientos de mujeres en Nigeria ocuparon la tierra de la multinacional petrolera Chevron Texaco y, sólo amenazando con quitarse la ropa, lograron negociar mejores condiciones para ellas y el medio ambiente. Y en algunas zonas de África, la desnudez de una mujer es una herramienta para maldecir a un hombre, que luego será rechazado por la tribu, nadie se casará con él y nadie cocinará para él.

«La mujer desnuda es una mujer armada», escribió Victor Hugo, y de hecho hemos visto cómo reafirmar la autonomía de la vida y el pensamiento a través del cuerpo femenino puede convertirse en una bofetada a la concepción masculina del poder; ha sido así en el pasado y todavía lo es, como lo ha demostrado bien en las últimas semanas la foto de Dave Killen, un fotógrafo del periódico «The Oregonian», que se ha vuelto viral en Internet.
La foto fue tomada el 18 de julio a la 1:45 de la noche en Portland, Oregón, y muestra a una mujer desnuda sentada de espaldas en medio de una carretera, con las piernas abiertas frente a una formación de policías con equipo antidisturbios. La mujer se acercó a pocos metros de los policías alineados en medio de la carretera, les señaló con el dedo, estirando el brazo frente a ella, dio unos pasos de baile y luego se sentó en la posición en la que la retrata la foto. De los videos que han circulado en las redes sociales se puede ver a algunos policías disparando balas de goma hacia el suelo para sacarla y una persona intenta a defenderla con una especie de escudo. La mujer no habló todo el tiempo y después de unos diez minutos que estaba allí, los policías se fueron, así que ella se levantó y se fue también.

Foto de Dave Killen

La mujer tenía la cara cubierta, no conocemos su identidad, por eso en las redes sociales y en la prensa fue nombrada «naked Athena» (Athena desnuda). Entonces, quizás precisamente al mostrarnos desnudos (no sólo físicamente, sino también metafóricamente) podríamos encontrar la fuerza para aceptarnos tal como somos y reconocer la belleza de nuestro cuerpo y el poder que expresamos en ser auténticos, en verdad.
Porque Athena no debería sentir la necesidad de ocultar o enmascarar lo que realmente es. Ningún ser humano debería sentir la necesidad de esconderse, de enmascarar su cuerpo, su forma de ser y expresarse, incluso si desafortunadamente nuestra vida diaria a menudo nos muestra que este no es el caso. Entonces encontremos el coraje de mirarnos, conocer nuestro cuerpo en cada detalle, sin vergüenza, miedo o modestia, reconociendo y amando su maravillosa singularidad.

Ahava, Francesca Zangrandi

  1. La próxima cita con esta columna será el primer lunes de septiembre, pero, mientras tanto, si deseas mantenerte actualizada sobre los diversos artículos que publico en el blog, puedes suscribirte al boletín en la página web www.quintadimensione.net, poner “Me gusta” en la página Facebook Quinta Dimensione – Francesca Zangrandio seguirme en mi Instagram https://www.instagram.com/francesca_quintadimensione/. Y si crees que este artículo pueda interesar a alguien que conoces, puedes compartirlo. Muchas gracias!

Ediciones anteriores de la columna “Lunes de mujeres”:
SOBRE VULVA Y DIVERSIDAD
YONI, PORTAL DIVINO DEL CUERPO-TEMPLO FEMENINO
UTERO-CORAZÓN, ALQUIMIA FEMENINA
ÚTERO, CENTRO DE CREACION FEMENINA
VIVIR EN ARMONÍA CELEBRANDO LA PROPIA NATURALEZA CÍCLICA
MUJERES LUNÁTICAS
LAS MUJERES Y LA LUNA

 

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