Dentro de unas horas se perfeccionará el último cuarto lunar en el signo de Escorpio. Como ya sabemos, cuando la Luna está menguante, nos ayuda a hacer limpieza, a soltar lo viejo para dar paso a lo nuevo, y esta vez además está en el signo que más nos invita a profundizar y transformar o soltar lo que ya no vibra con lo que somos hoy.
Así que es hora de hacer una limpieza profunda. Cualquier resistencia al crecimiento o al cambio caerá, porque hemos escuchado la llamada de algo nuevo alto y claro, pero primero debemos estar dispuestos a dejar ir esas partes de nosotros que ya no resuenan con lo que hemos descubierto o sentido que somos hoy.
Se nos pide que miremos dentro de la oscuridad, en nuestras profundidades, reconociendo lo que nos retiene para que podamos cerrar con todo lo que no se ha procesado completamente y que, de alguna manera, todavía influye en nuestras vidas y elecciones. Escorpio es un signo de muerte y renacimiento y nos invita a la transmutación.
Por cierto, la Luna está en conjunción con el asteroide Psyche: en el mito Psique era la personificación del alma, y si recordamos la historia «Cupido y Psique» narrada por Apuleyo, recordaremos cómo valiente, tenaz y pugnazmente vagó por todas partes en busca desesperada de su amor perdido, hasta que Cupido (Eros), conmovido por los sentimientos de Psique, pidió a Júpiter reunirse con ella. Así pues, esta conjunción entre la Luna y Psique en el signo de Escorpio nos lleva aún más a mirar más allá del velo y a profundizar, entrando en contacto con todo lo que está oculto y con el inconsciente, para dejar morir, transformar y dar nueva vida allí donde sea necesario.
Como he dicho en las últimas semanas, siento que este mes de febrero es una especie de puente que nos prepara para los grandes cambios que vendrán en marzo. Seguimos en la energía traída por la conjunción entre Mercurio y Plutón, en la que percibimos la invitación a cambiar la forma de pensar que heredamos de nuestra familia, a cambiar programas y creencias limitantes, a trabajar la mentalidad de escasez, de no sentirnos suficientes y de creer que todo es difícil.
Pero Mercurio ha salido de la energía de Tierra de Capricornio y ha entrado en Acuario, un signo de Aire, un elemento más afín a él, y en las próximas semanas sentiremos cada vez más el impulso de pensar fuera de la caja, de seguir ideas nuevas y revolucionarias, de liberar la mente y los pensamientos de influencias, programas y condicionamientos.
Y sabemos que nuestros pensamientos, junto con nuestras emociones, nuestro comportamiento y nuestras acciones, crean nuestra realidad. ¿Estamos preparados para crear una nueva realidad?
Por cierto, el Sol también se acerca cada vez más a Saturno en el signo de Acuario, donde harán una conjunción exacta el jueves, la última en este signo, porque Saturno pasará al signo de Piscis y no volverá a Acuario hasta dentro de unos treinta años.
Y Saturno es también el planeta del karma: entró en el signo de Acuario el día del solsticio de invierno de 2020, formando una conjunción con Júpiter y abriendo un ciclo de veinte años pero también un macrociclo más amplio del que había hablado aquí; ahora, antes de pasar al signo de Piscis, podría ponernos a prueba en el tema kármico, es decir, el tema de la causa y el efecto.
Conjunta con el Sol, nuestra esencia, por lo que tenemos la oportunidad de tomar conciencia de la maestría que hemos acumulado desde diciembre de 2020 en la zona donde se encuentra Acuario en nuestra carta natal. Y antes de cambiar de signo, puede que nos plantee un último reto para ver si hemos aprendido las lecciones que necesitábamos aprender y si merecemos el premio final (porque recordemos que Saturno nos pone a prueba para que podamos crecer y evolucionar).
Una nueva realidad no es inminente, ya está aquí, es real. Pero depende de nosotros cómo queramos experimentarla y epandirla. Se acabaron las excusas. Así que si realmente queremos que estas nuevas energías expandan una nueva realidad, tendremos que actuar de forma diferente a como lo hemos hecho hasta ahora, de lo contrario seguiremos encontrándonos en las mismas situaciones.
Como ya hemos dicho, lo que determina nuestra realidad es cómo pensamos, las emociones que vivimos, el comportamiento que tenemos y las acciones que llevamos a cabo. Por lo tanto, si queremos cambiar nuestra realidad también en la materia, prestemos atención a nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros comportamientos y nuestras acciones; e implementemos los cambios necesarios, utilizando la energía del último cuarto lunar en el signo de Escorpio para dejar morir, transformar y dar nueva vida a todo lo que lo necesite. Francesca Zangrandi
