Esta noche, poco después de medianoche, se perfeccionará el último cuarto lunar. Cuando la Luna está en cuarto menguante, nos ayuda a limpiar, a desprendernos de lo viejo para dejar sitio a lo nuevo; el mes pasado el último cuarto lunar tuvo lugar en el signo de Tauro, mientras que esta vez será en el signo de Géminis.
La energía de Géminis nos habla de comunicación y nos conecta con el poder de la palabra, ayudándonos a expresar quiénes somos y qué queremos, pero también nos habla de movimiento, rapidez, curiosidad, vivacidad y exuberancia; es un signo de Aire que nos lleva a quedarnos en la mente y a vagar sin rumbo. Sin embargo, el Sol está en el signo de Virgo, un signo de Tierra que nos ayuda a enraizarnos y nos invita a volver al cuerpo, a la rutina, al bienestar, al servicio.
Tanto Virgo como Géminis están regidos por Mercurio, y todos ellos están asociados a entornos con reglas, como la escuela y el trabajo, por lo que marcan una época de pragmatismo y compromiso.
Mercurio está en el signo de Virgo y está en conjunción con el Sol, pero está retrógrado, así que los tiempos se estiran, es hora de reevaluar y redefinir las cosas.
Por otro lado, la Luna está en conjunción con el asteroide Medusa, que nos muestra nuestros lados ocultos y esa ira salvaje que nos han enseñado a temer y reprimir. De hecho, en el mito Medusa era una de las Gorgonas, y su cabeza con cabellos de serpientes era capaz de petrificar a cualquiera que la mirara; pero Medusa no era inicialmente así, de hecho tenía muchos pretendientes, pero fue violada por Poseidón (Neptuno) en el templo de Atenea, y ésta se enfureció tanto que convirtió el pelo de Medusa en serpientes y convirtió su rostro en algo tan aterrador que petrificaba a cualquiera que la mirara.
En astrología, Medusa representa el punto de la vida en el que se pagan las decisiones equivocadas y en el que podemos seguir cometiendo el mismo error si no aprendemos la lección. Pero al mismo tiempo nos impulsa a ir por la vida en busca de la verdad. Quizás ha llegado el momento de sentir, sin huir ni fingir que no está ahí, lo que es este punto en nuestras vidas, sin reprimir más las emociones que surgen de él. Francesca Zangrandi